1 Juan 1:5-10 Explicado
Versículo 5:
"Éste es el mensaje que hemos oído de él, y os anunciamos: Dios es luz, y no hay ningunas tinieblas en él."
- Dios es luz: Esto significa que Dios es santo, puro y sin pecado. La luz representa la verdad y la justicia.
- Tinieblas (pecado, maldad, engaño): En la Biblia, la oscuridad o tinieblas simbolizan el pecado, la ignorancia y el alejamiento de Dios.
Dicho de otra manera, Dios es completamente santo y no tiene ninguna relación con el pecado o la maldad.
Versículo 6:
"Si decimos que tenemos comunión con él, y andamos en tinieblas, mentimos, y no practicamos la verdad;"
- Comunión (relación cercana, amistad espiritual con Dios): Implica vivir en armonía con Dios, obedeciendo sus mandamientos.
- Andamos en tinieblas (vivimos en pecado, alejados de Dios): Quiere decir que llevamos una vida desobediente, practicando el pecado.
Este versículo enseña que no podemos decir que tenemos una relación con Dios si seguimos viviendo en pecado. Si lo hacemos, estamos mintiendo y no estamos viviendo según la verdad de Dios.
Versículo 7:
"Pero si andamos en luz, como él está en luz, tenemos comunión unos con otros, y la sangre de Jesucristo su Hijo nos limpia de todo pecado."
- Andamos en luz (vivimos en santidad y obediencia a Dios): Esto significa vivir conforme a la voluntad de Dios, alejados del pecado.
- Comunión unos con otros (relación armoniosa entre creyentes): Cuando vivimos en la verdad, también tenemos unidad con otros cristianos.
- La sangre de Jesucristo nos limpia de todo pecado (el sacrificio de Jesús en la cruz nos purifica del pecado): Jesús murió para perdonar nuestros pecados, y su sacrificio nos purifica completamente cuando nos arrepentimos.
Este versículo muestra que vivir en la luz trae pureza, perdón y unidad con los demás creyentes.
Versículo 8:
"Si decimos que no tenemos pecado, nos engañamos a nosotros mismos, y la verdad no está en nosotros."
- No tenemos pecado (pensar que somos perfectos y no hemos cometido errores): La Biblia enseña que todos hemos pecado (Romanos 3:23).
- Nos engañamos a nosotros mismos (vivimos en autoengaño): Si negamos nuestro pecado, estamos rechazando la verdad y alejándonos de Dios.
Este versículo nos advierte contra el orgullo espiritual y la negación del pecado. Todos necesitamos reconocer que hemos fallado para recibir el perdón de Dios.
Versículo 9:
"Si confesamos nuestros pecados, él es fiel y justo para perdonar nuestros pecados, y limpiarnos de toda maldad."
- Confesamos nuestros pecados (admitimos nuestras faltas y pedimos perdón a Dios): Esto implica arrepentimiento genuino.
- Él es fiel y justo (Dios siempre cumple su promesa y actúa correctamente): Dios promete perdonarnos cuando nos arrepentimos.
- Limpiarnos de toda maldad (eliminar toda impureza espiritual en nosotros): Dios no solo nos perdona, sino que también nos transforma.
Este versículo muestra el amor y la misericordia de Dios: si confesamos nuestros pecados con sinceridad, Él nos perdona y nos limpia completamente.
Versículo 10:
"Si decimos que no hemos pecado, le hacemos a él mentiroso, y su palabra no está en nosotros."
- Le hacemos a él mentiroso (contradecimos a Dios y rechazamos su verdad): Dios dice que todos hemos pecado, y negarlo es llamarlo mentiroso.
- Su palabra no está en nosotros (no vivimos conforme a la Biblia): Si no reconocemos nuestro pecado, significa que no estamos siguiendo realmente a Dios.
Este versículo enfatiza la importancia de la humildad y el reconocimiento de nuestro pecado. Solo así podemos recibir el perdón de Dios.
Resumen del pasaje
- Dios es luz y no tiene relación con el pecado. (v.5)
- No podemos decir que tenemos comunión con Dios si vivimos en pecado. (v.6)
- Si vivimos en la luz, Jesús nos limpia de todo pecado y nos une con otros creyentes. (v.7)
- Si negamos nuestro pecado, nos engañamos y rechazamos la verdad de Dios. (v.8)
- Si confesamos nuestros pecados, Dios nos perdona y nos limpia. (v.9)
- Si decimos que nunca hemos pecado, estamos rechazando la verdad de Dios. (v.10)
Este pasaje nos enseña la importancia de vivir en la luz de Dios, reconocer nuestro pecado y confiar en el sacrificio de Jesús para recibir perdón y transformación.