Mateo 28
16
Pero los once discÃpulos se fueron a Galilea, al monte donde Jesús les habÃa ordenado.
17 Y cuando le vieron, le adoraron; pero algunos dudaban.
18 Y Jesús se acercó y les habló diciendo: Toda potestad me es dada en el cielo y en la tierra.
19 Por tanto, id, y haced discÃpulos a todas las naciones, bautizándolos en el nombre del Padre, y del Hijo, y del EspÃritu Santo;
20 enseñándoles que guarden todas las cosas que os he mandado; y he aquà yo estoy con vosotros todos los dÃas, hasta el fin del mundo. Amén.
💥EL MENSAJE QUE NOS DA💥
El pasaje de Mateo 28:16-20, conocido como "La Gran Comisión", tiene un mensaje poderoso y profundo para los creyentes:
La autoridad de Jesús: En el versÃculo 18, Jesús declara que "toda potestad me es dada en el cielo y en la tierra", lo que enfatiza que Él tiene poder y autoridad sobre todo lo creado. Esta es una reafirmación de su divinidad y su papel como Señor soberano. Nos recuerda que podemos confiar plenamente en su autoridad al cumplir su mandato.
La misión de los discÃpulos: El mandato en los versÃculos 19-20 es claro: "Id, y haced discÃpulos a todas las naciones". Jesús envÃa a sus seguidores a compartir el evangelio y a hacer discÃpulos. Esto implica no solo predicar, sino enseñar y guiar a las personas hacia una relación profunda con Dios, bautizándolos y formándolos en los principios del Reino de Dios.
La presencia constante de Jesús: Jesús promete estar con sus discÃpulos "todos los dÃas, hasta el fin del mundo". Esta es una promesa de acompañamiento constante, que trae consuelo y seguridad. Aunque la misión pueda parecer desafiante, no estamos solos, ya que Jesús nos acompaña en cada paso de nuestra vida y nuestro servicio.
Este pasaje nos invita a reflexionar sobre nuestra propia responsabilidad como seguidores de Cristo. Estamos llamados a compartir el mensaje de salvación y a vivir con la certeza de que Cristo, con toda su autoridad, está siempre con nosotros, dándonos fortaleza y dirección.
💥OREMOS💥
Señor Dios, Padre todopoderoso, mi Jesús, una vez más estamos delante del trono de Su presencia, dándole gracias en este dÃa jueves. ¡Gloria a Dios, aleluya! Una vez más nos permites, mi Dios, estar aquÃ, creyendo y confiando en Su amor, en Su misericordia, en Su verdad, en Su poder, en Su gloria, en Su grandeza, en todo lo que eres. Oh Señor Jesús, gracias por el mensaje del dÃa de hoy, en el cual una vez más nos demuestras que tienes el poder y la autoridad sobre todo lo creado. Nos recuerdas que Tú eres el Señor soberano, Señor Jesús, y en Ti podemos confiar. Padre eterno y Padre amado, gracias te damos a Ti, Señor, mi Dios, y gracias porque nos enseñas a guiar a las personas a tener una relación profunda con Dios. ¡Gloria a Dios, aleluya! Gracias por prometernos estar con nosotros todos los dÃas hasta el fin del mundo. Sabemos que es verdad, sabemos que eso nos trae consuelo y seguridad, y que no estamos solos, porque Tú estás con nosotros. ¡Gloria a Dios, aleluya!
Bendito seas en esta hora. Pedimos por los lÃderes espirituales, por el pueblo de Israel, por los presos que están en las cárceles, por los enfermos que están en los hospitales. BendÃcelos, oh Dios, sé con ellos, ayúdalos, guárdalos en el hueco de Tu mano. Aumenta nuestra fe, Padre, en el nombre de Cristo Jesús. Te pedimos que estés con nosotros, lÃbranos de todo mal, Padre, lÃbranos de todo yugo de Satanás. En el nombre poderoso de Cristo Jesús te lo pedimos. ¡Gloria a Dios, aleluya! Santo, santo es Tu nombre y la honra es para Ti por los siglos de los siglos. Amén.