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martes, 8 de agosto de 2023
LECTURA 08 DE AGOSTO
2da. a los Corintios
Capítulo 09
9:1 Cuanto a la ministración para los santos, es por demás que yo
os escriba;
9:2 pues conozco vuestra buena voluntad, de la cual yo me glorío entre los de
Macedonia, que Acaya está preparada desde el año pasado; y vuestro celo ha
estimulado a la mayoría.
9:3 Pero he enviado a los hermanos, para que nuestro gloriarnos de vosotros no
sea vano en esta parte; para que como lo he dicho, estéis preparados;
9:4 no sea que si vinieren conmigo algunos macedonios, y os hallaren desprevenidos,
nos avergoncemos nosotros, por no decir vosotros, de esta nuestra confianza.
9:5 Por tanto, tuve por necesario exhortar a los hermanos que fuesen primero a
vosotros y preparasen primero vuestra generosidad antes prometida, para que
esté lista como de generosidad, y no como de exigencia nuestra.
9:6 Pero esto digo: El que siembra escasamente, también segará escasamente; y
el que siembra generosamente, generosamente también segará.
9:7 Cada uno dé como propuso en su corazón: no con tristeza, ni por necesidad,
porque Dios ama al dador alegre.
9:8 Y poderoso es Dios para hacer que abunde en vosotros toda gracia, a fin de
que, teniendo siempre en todas las cosas todo lo suficiente, abundéis para toda
buena obra;
9:9 como está escrito:
Repartió, dio a los pobres;
Su justicia permanece para siempre.
9:10 Y el que da semilla al que siembra, y pan al que come, proveerá y
multiplicará vuestra sementera, y aumentará los frutos de vuestra
justicia,
9:11 para que estéis enriquecidos en todo para toda liberalidad, la cual
produce por medio de nosotros acción de gracias a Dios.
9:12 Porque la ministración de este servicio no solamente suple lo que a los
santos falta, sino que también abunda en muchas acciones de gracias a
Dios;
9:13 pues por la experiencia de esta ministración glorifican a Dios por la
obediencia que profesáis al evangelio de Cristo, y por la liberalidad de
vuestra contribución para ellos y para todos;
9:14 asimismo en la oración de ellos por vosotros, a quienes aman a causa de la
superabundante gracia de Dios en vosotros.
9:15 ¡Gracias a Dios por su don inefable!
2da. de Reyes
Capítulo 22
22:1 Cuando Josías comenzó a reinar era de ocho años, y reinó en
Jerusalén treinta y un años. El nombre de su madre fue Jedida hija de Adaía, de
Boscat.
22:2 E hizo lo recto ante los ojos de Jehová, y anduvo en todo el camino de
David su padre, sin apartarse a derecha ni a izquierda.
22:3 A los dieciocho años del rey Josías, envió el rey a Safán hijo de Azalía,
hijo de Mesulam, escriba, a la casa de Jehová, diciendo:
22:4 Ve al sumo sacerdote Hilcías, y dile que recoja el dinero que han traído a
la casa de Jehová, que han recogido del pueblo los guardianes de la
puerta,
22:5 y que lo pongan en manos de los que hacen la obra, que tienen a su cargo
el arreglo de la casa de Jehová, y que lo entreguen a los que hacen la obra de
la casa de Jehová, para reparar las grietas de la casa;
22:6 a los carpinteros, maestros y albañiles, para comprar madera y piedra de
cantería para reparar la casa;
22:7 y que no se les tome cuenta del dinero cuyo manejo se les confiare, porque
ellos proceden con honradez.
22:8 Entonces dijo el sumo sacerdote Hilcías al escriba Safán: He hallado el
libro de la ley en la casa de Jehová. E Hilcías dio el libro a Safán, y lo
leyó.
22:9 Viniendo luego el escriba Safán al rey, dio cuenta al rey y dijo: Tus
siervos han recogido el dinero que se halló en el templo, y lo han entregado en
poder de los que hacen la obra, que tienen a su cargo el arreglo de la casa de
Jehová.
22:10 Asimismo el escriba Safán declaró al rey, diciendo: El sacerdote Hilcías
me ha dado un libro. Y lo leyó Safán delante del rey.
22:11 Y cuando el rey hubo oído las palabras del libro de la ley, rasgó sus
vestidos.
22:12 Luego el rey dio orden al sacerdote Hilcías, a Ahicam hijo de Safán, a
Acbor hijo de Micaías, al escriba Safán y a Asaías siervo del rey,
diciendo:
22:13 Id y preguntad a Jehová por mí, y por el pueblo, y por todo Judá, acerca
de las palabras de este libro que se ha hallado; porque grande es la ira de
Jehová que se ha encendido contra nosotros, por cuanto nuestros padres no
escucharon las palabras de este libro, para hacer conforme a todo lo que nos
fue escrito.
22:14 Entonces fueron el sacerdote Hilcías, y Ahicam, Acbor, Safán y Asaías, a
la profetisa Hulda, mujer de Salum hijo de Ticva, hijo de Harhas, guarda de las
vestiduras, la cual moraba en Jerusalén en la segunda parte de la ciudad, y
hablaron con ella.
22:15 Y ella les dijo: Así ha dicho Jehová el Dios de Israel: Decid al varón
que os envió a mí:
22:16 Así dijo Jehová: He aquí yo traigo sobre este lugar, y sobre los que en
él moran, todo el mal de que habla este libro que ha leído el rey de
Judá;
22:17 por cuanto me dejaron a mí, y quemaron incienso a dioses ajenos,
provocándome a ira con toda la obra de sus manos; mi ira se ha encendido contra
este lugar, y no se apagará.
22:18 Mas al rey de Judá que os ha enviado para que preguntaseis a Jehová,
diréis así: Así ha dicho Jehová el Dios de Israel: Por cuanto oíste las
palabras del libro,
22:19 y tu corazón se enterneció, y te humillaste delante de Jehová, cuando
oíste lo que yo he pronunciado contra este lugar y contra sus moradores, que
vendrán a ser asolados y malditos, y rasgaste tus vestidos, y lloraste en mi
presencia, también yo te he oído, dice Jehová.
22:20 Por tanto, he aquí yo te recogeré con tus padres, y serás llevado a tu
sepulcro en paz, y no verán tus ojos todo el mal que yo traigo sobre este
lugar. Y ellos dieron al rey la respuesta.
2da. de Reyes
Capítulo 23
23:1 Entonces el rey mandó reunir con él a todos los ancianos de
Judá y de Jerusalén.
23:2 Y subió el rey a la casa de Jehová con todos los varones de Judá, y con
todos los moradores de Jerusalén, con los sacerdotes y profetas y con todo el
pueblo, desde el más chico hasta el más grande; y leyó, oyéndolo ellos, todas
las palabras del libro del pacto que había sido hallado en la casa de
Jehová.
23:3 Y poniéndose el rey en pie junto a la columna, hizo pacto delante de
Jehová, de que irían en pos de Jehová, y guardarían sus mandamientos, sus
testimonios y sus estatutos, con todo el corazón y con toda el alma, y que
cumplirían las palabras del pacto que estaban escritas en aquel libro. Y todo
el pueblo confirmó el pacto.
23:4 Entonces mandó el rey al sumo sacerdote Hilcías, a los sacerdotes de
segundo orden, y a los guardianes de la puerta, que sacasen del templo de
Jehová todos los utensilios que habían sido hechos para Baal, para Asera y para
todo el ejército de los cielos; y los quemó fuera de Jerusalén en el campo del
Cedrón, e hizo llevar las cenizas de ellos a Bet-el.
23:5 Y quitó a los sacerdotes idólatras que habían puesto los reyes de Judá
para que quemasen incienso en los lugares altos en las ciudades de Judá, y en
los alrededores de Jerusalén; y asimismo a los que quemaban incienso a Baal, al
sol y a la luna, y a los signos del zodíaco, y a todo el ejército de los
cielos.
23:6 Hizo también sacar la imagen de Asera fuera de la casa de Jehová, fuera de
Jerusalén, al valle del Cedrón, y la quemó en el valle del Cedrón, y la
convirtió en polvo, y echó el polvo sobre los sepulcros de los hijos del
pueblo.
23:7 Además derribó los lugares de prostitución idolátrica que estaban en la
casa de Jehová, en los cuales tejían las mujeres tiendas para Asera.
23:8 E hizo venir todos los sacerdotes de las ciudades de Judá, y profanó los
lugares altos donde los sacerdotes quemaban incienso, desde Geba hasta
Beerseba; y derribó los altares de las puertas que estaban a la entrada de la
puerta de Josué, gobernador de la ciudad, que estaban a la mano izquierda, a la
puerta de la ciudad.
23:9 Pero los sacerdotes de los lugares altos no subían al altar de Jehová en
Jerusalén, sino que comían panes sin levadura entre sus hermanos.
23:10 Asimismo profanó a Tofet, que está en el valle del hijo de Hinom, para
que ninguno pasase su hijo o su hija por fuego a Moloc.
23:11 Quitó también los caballos que los reyes de Judá habían dedicado al sol a
la entrada del templo de Jehová, junto a la cámara de Natán-melec eunuco, el
cual tenía a su cargo los ejidos; y quemó al fuego los carros del sol.
23:12 Derribó además el rey los altares que estaban sobre la azotea de la sala
de Acaz, que los reyes de Judá habían hecho, y los altares que había hecho
Manasés en los dos atrios de la casa de Jehová; y de allí corrió y arrojó el
polvo al arroyo del Cedrón.
23:13 Asimismo profanó el rey los lugares altos que estaban delante de
Jerusalén, a la mano derecha del monte de la destrucción, los cuales Salomón
rey de Israel había edificado a Astoret ídolo abominable de los sidonios, a
Quemos ídolo abominable de Moab, y a Milcom ídolo abominable de los hijos de
Amón.
23:14 Y quebró las estatuas, y derribó las imágenes de Asera, y llenó el lugar
de ellos de huesos de hombres.
23:15 Igualmente el altar que estaba en Bet-el, y el lugar alto que había hecho
Jeroboam hijo de Nabat, el que hizo pecar a Israel; aquel altar y el lugar alto
destruyó, y lo quemó, y lo hizo polvo, y puso fuego a la imagen de Asera.
23:16 Y se volvió Josías, y viendo los sepulcros que estaban allí en el monte,
envió y sacó los huesos de los sepulcros, y los quemó sobre el altar para
contaminarlo, conforme a la palabra de Jehová que había profetizado el varón de
Dios, el cual había anunciado esto.
23:17 Después dijo: ¿Qué monumento es este que veo? Y los de la ciudad le
respondieron: Este es el sepulcro del varón de Dios que vino de Judá, y
profetizó estas cosas que tú has hecho sobre el altar de Bet-el.
23:18 Y él dijo: Dejadlo; ninguno mueva sus huesos; y así fueron preservados
sus huesos, y los huesos del profeta que había venido de Samaria.
23:19 Y todas las casas de los lugares altos que estaban en las ciudades de
Samaria, las cuales habían hecho los reyes de Israel para provocar a ira, las
quitó también Josías, e hizo de ellas como había hecho en Bet-el.
23:20 Mató además sobre los altares a todos los sacerdotes de los lugares altos
que allí estaban, y quemó sobre ellos huesos de hombres, y volvió a
Jerusalén.
23:21 Entonces mandó el rey a todo el pueblo, diciendo: Haced la pascua a
Jehová vuestro Dios, conforme a lo que está escrito en el libro de este
pacto.
23:22 No había sido hecha tal pascua desde los tiempos en que los jueces
gobernaban a Israel, ni en todos los tiempos de los reyes de Israel y de los
reyes de Judá.
23:23 A los dieciocho años del rey Josías fue hecha aquella pascua a Jehová en
Jerusalén.
23:24 Asimismo barrió Josías a los encantadores, adivinos y terafines, y todas
las abominaciones que se veían en la tierra de Judá y en Jerusalén, para
cumplir las palabras de la ley que estaban escritas en el libro que el
sacerdote Hilcías había hallado en la casa de Jehová.
23:25 No hubo otro rey antes de él, que se convirtiese a Jehová de todo su
corazón, de toda su alma y de todas sus fuerzas, conforme a toda la ley de
Moisés; ni después de él nació otro igual.
23:26 Con todo eso, Jehová no desistió del ardor con que su gran ira se había
encendido contra Judá, por todas las provocaciones con que Manasés le había
irritado.
23:27 Y dijo Jehová: También quitaré de mi presencia a Judá, como quité a
Israel, y desecharé a esta ciudad que había escogido, a Jerusalén, y a la casa
de la cual había yo dicho: Mi nombre estará allí.
23:28 Los demás hechos de Josías, y todo lo que hizo, ¿no está todo escrito en
el libro de las crónicas de los reyes de Judá?
23:29 En aquellos días Faraón Necao rey de Egipto subió contra el rey de Asiria
al río Eufrates, y salió contra él el rey Josías; pero aquél, así que le vio,
lo mató en Meguido.
23:30 Y sus siervos lo pusieron en un carro, y lo trajeron muerto de Meguido a
Jerusalén, y lo sepultaron en su sepulcro. Entonces el pueblo de la tierra tomó
a Joacaz hijo de Josías, y lo ungieron y lo pusieron por rey en lugar de su
padre.
23:31 De veintitrés años era Joacaz cuando comenzó a reinar, y reinó tres meses
en Jerusalén. El nombre de su madre fue Hamutal hija de Jeremías, de
Libna.
23:32 Y él hizo lo malo ante los ojos de Jehová, conforme a todas las cosas que
sus padres habían hecho.
23:33 Y lo puso preso Faraón Necao en Ribla en la provincia de Hamat, para que
no reinase en Jerusalén; e impuso sobre la tierra una multa de cien talentos de
plata, y uno de oro.
23:34 Entonces Faraón Necao puso por rey a Eliaquim hijo de Josías, en lugar de
Josías su padre, y le cambió el nombre
Nahúm
Capítulo 03
3:1 ¡Ay de ti, ciudad sanguinaria, toda llena de mentira y de
rapiña, sin apartarte del pillaje!
3:2 Chasquido de látigo, y fragor de ruedas, caballo atropellador, y carro que
salta;
3:3 jinete enhiesto, y resplandor de espada, y resplandor de lanza; y multitud
de muertos, y multitud de cadáveres; cadáveres sin fin, y en sus cadáveres
tropezarán,
3:4 a causa de la multitud de las fornicaciones de la ramera de hermosa gracia,
maestra en hechizos, que seduce a las naciones con sus fornicaciones, y a los
pueblos con sus hechizos.
3:5 Heme aquí contra ti, dice Jehová de los ejércitos, y descubriré tus faldas
en tu rostro, y mostraré a las naciones tu desnudez, y a los reinos tu
vergüenza.
3:6 Y echaré sobre ti inmundicias, y te afrentaré, y te pondré como estiércol.
3:7 Todos los que te vieren se apartarán de ti, y dirán: Nínive es asolada;
¿quién se compadecerá de ella? ¿Dónde te buscaré consoladores?
3:8 ¿Eres tú mejor que Tebas, que estaba asentada junto al Nilo, rodeada de
aguas, cuyo baluarte era el mar, y aguas por muro?
3:9 Etiopía era su fortaleza, también Egipto, y eso sin límite; Fut y Libia
fueron sus ayudadores.
3:10 Sin embargo ella fue llevada en cautiverio; también sus pequeños fueron
estrellados en las encrucijadas de todas las calles, y sobre sus varones
echaron suertes, y todos sus grandes fueron aprisionados con grillos.
3:11 Tú también serás embriagada, y serás encerrada; tú también buscarás
refugio a causa del enemigo.
3:12 Todas tus fortalezas serán cual higueras con brevas, que si las sacuden,
caen en la boca del que las ha de comer.
3:13 He aquí, tu pueblo será como mujeres en medio de ti; las puertas de tu
tierra se abrirán de par en par a tus enemigos; fuego consumirá tus
cerrojos.
3:14 Provéete de agua para el asedio, refuerza tus fortalezas; entra en el
lodo, pisa el barro, refuerza el horno.
3:15 Allí te consumirá el fuego, te talará la espada, te devorará como pulgón;
multiplícate como langosta, multiplícate como el langostón.
3:16 Multiplicaste tus mercaderes más que las estrellas del cielo; la langosta
hizo presa, y voló.
3:17 Tus príncipes serán como langostas, y tus grandes como nubes de langostas
que se sientan en vallados en día de frío; salido el sol se van, y no se conoce
el lugar donde están.
3:18 Durmieron tus pastores, oh rey de Asiria, reposaron tus valientes; tu
pueblo se derramó por los montes, y no hay quien lo junte.
3:19 No hay medicina para tu quebradura; tu herida es incurable; todos los que
oigan tu fama batirán las manos sobre ti, porque ¿sobre quién no pasó
continuamente tu maldad?
Sintamos miedo a la muerte:
Lo que la Palabra de Dios nos dice cuando... Sintamos miedo a la muerte: - Juan 11 - 1a Corintios 15:35-58 - 2ª Corintios 5:1-10 - ...
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