Malaquías
Capítulo 03
3:6 Porque yo Jehová no cambio; por esto, hijos de Jacob, no habéis sido consumidos.
3:7 Desde los días de vuestros padres os habéis apartado de mis leyes, y no las guardasteis. Volveos a mí, y yo me volveré a vosotros, ha dicho Jehová de los ejércitos. Mas dijisteis: ¿En qué hemos de volvernos?
3:8 ¿Robará el hombre a Dios? Pues vosotros me habéis robado. Y dijisteis: ¿En qué te hemos robado? En vuestros diezmos y ofrendas.
3:9 Malditos sois con maldición, porque vosotros, la nación toda, me habéis robado.
3:10 Traed todos los diezmos al alfolí y haya alimento en mi casa; y probadme ahora en esto, dice Jehová de los ejércitos, si no os abriré las ventanas de los cielos, y derramaré sobre vosotros bendición hasta que sobreabunde.
3:11 Reprenderé también por vosotros al devorador, y no os destruirá el fruto de la tierra, ni vuestra vid en el campo será estéril, dice Jehová de los ejércitos.
3:12 Y todas las naciones os dirán bienaventurados; porque seréis tierra deseable, dice Jehová de los ejércitos.
💥EL MENSAJE QUE NOS DA💥
Este pasaje de Malaquías 3:6-12 nos muestra la fidelidad y justicia de Dios. Aunque el pueblo de Israel se había alejado de Sus mandamientos y le había fallado en el aspecto de la obediencia y la generosidad, Dios muestra su amor inmutable y su disposición a restaurar la relación con ellos.
Reflexión sobre el carácter inmutable de Dios (versículo 6):
Dios declara que Él no cambia. Su carácter y sus promesas son eternos. Este versículo nos da seguridad porque, aunque el ser humano falla, Dios siempre mantiene sus promesas y no abandona a Su pueblo.
Un llamado al arrepentimiento (versículo 7):
Dios invita a Su pueblo a "volver a Él", indicando que Su deseo es restaurar y no destruir. A pesar de la rebeldía, Dios está dispuesto a perdonar y a comenzar de nuevo con ellos si regresan a Su presencia.
Robo a Dios a través de la falta de diezmos y ofrendas (versículo 8):
El Señor acusa al pueblo de haberle robado. Esto sugiere que los diezmos y ofrendas son parte de un compromiso sagrado entre Dios y su pueblo. Al no cumplir con esto, el pueblo no solo falta en su obediencia, sino también en su muestra de gratitud y confianza en la provisión divina.
Promesa de bendición (versículos 10-12):
Dios reta a Su pueblo a que le pruebe en esta área de la generosidad. Si traen todos los diezmos al alfolí, Él promete abrir las ventanas de los cielos y derramar bendiciones hasta que sobreabunde. También promete protegerlos de las calamidades y hacer prosperar sus cosechas.
Este pasaje nos recuerda que la obediencia a Dios y la generosidad son una expresión de fe y gratitud, y que Dios es fiel para bendecir y proteger a aquellos que confían en Él y ponen sus recursos en Sus manos.
💥OREMOS💥
Padre celestial, te agradecemos porque Tú eres un Dios fiel y misericordioso que no cambia. A pesar de nuestras fallas y rebeldía, Tú nos has guardado y nos invitas a regresar a Ti. Hoy reconocemos que muchas veces hemos fallado en cumplir Tus mandamientos y en honrarte con nuestras ofrendas. Perdónanos, Señor, por las veces que hemos retenido lo que es tuyo y por no haber confiado plenamente en tu provisión.
Te pedimos que nos ayudes a obedecer y a ser generosos, a traer nuestros diezmos y ofrendas con un corazón agradecido y lleno de fe. Hoy respondemos a tu invitación, volviendo a Ti y confiando en tus promesas. Sabemos que cuando ponemos nuestros recursos en tus manos, Tú derramas bendiciones hasta que sobreabundan y reprendes al devorador en nuestras vidas.
Señor, que nuestras vidas y nuestras familias sean un testimonio de tu fidelidad, para que todas las naciones vean que somos bienaventurados y tierra deseable. En el nombre de Jesús, amén.