2da. a los Corintios
CapÃtulo 04
4:7 Pero tenemos este tesoro en vasos de barro, para que la excelencia del poder sea de Dios, y no de nosotros,
4:8 que estamos atribulados en todo, mas no angustiados; en apuros, mas no desesperados;
4:9 perseguidos, mas no desamparados; derribados, pero no destruidos;
4:10 llevando en el cuerpo siempre por todas partes la muerte de Jesús, para que también la vida de Jesús se manifieste en nuestros cuerpos.
4:11 Porque nosotros que vivimos, siempre estamos entregados a muerte por causa de Jesús, para que también la vida de Jesús se manifieste en nuestra carne mortal.
4:12 De manera que la muerte actúa en nosotros, y en vosotros la vida.
4:13 Pero teniendo el mismo espÃritu de fe, conforme a lo que está escrito: CreÃ, por lo cual hablé, nosotros también creemos, por lo cual también hablamos,
4:14 sabiendo que el que resucitó al Señor Jesús, a nosotros también nos resucitará con Jesús, y nos presentará juntamente con vosotros.
4:15 Porque todas estas cosas padecemos por amor a vosotros, para que abundando la gracia por medio de muchos, la acción de gracias sobreabunde para gloria de Dios.
4:16 Por tanto, no desmayamos; antes aunque este nuestro hombre exterior se va desgastando, el interior no obstante se renueva de dÃa en dÃa.
4:17 Porque esta leve tribulación momentánea produce en nosotros un cada vez más excelente y eterno peso de gloria;
4:18 no mirando nosotros las cosas que se ven, sino las que no se ven; pues las cosas que se ven son temporales, pero las que no se ven son eternas.
💥EL MENSAJE QUE NOS DA💥
Este pasaje de 2 Corintios 4:7-18 nos ofrece un poderoso mensaje sobre la fragilidad humana y la grandeza del poder de Dios, alentando a los creyentes a mantener la fe en medio de las dificultades. Aquà algunos puntos clave:
Tesoro en vasos de barro (v. 7): Los "vasos de barro" representan nuestra fragilidad y debilidad como seres humanos. Sin embargo, el "tesoro" que llevamos dentro es el mensaje de salvación y el poder de Dios. Esto resalta que la gloria y el poder no son nuestros, sino de Dios, para que su grandeza se manifieste a través de nuestras debilidades.
Tribulaciones con esperanza (vv. 8-9): Aunque enfrentamos tribulaciones, apuros, persecuciones y momentos difÃciles, no estamos completamente abatidos. Dios no nos abandona; en cada lucha, Él está presente, sustentándonos. La esperanza permanece incluso cuando nos sentimos derribados.
Manifestación de la muerte y la vida de Jesús (vv. 10-11): Al enfrentar dificultades y persecuciones, los cristianos llevan en su cuerpo la "muerte de Jesús", es decir, el sufrimiento y las pruebas como seguidores de Cristo. Sin embargo, a través de ese sufrimiento, también se manifiesta la "vida de Jesús", mostrando el poder de la resurrección y el testimonio de una vida transformada.
Fe en la resurrección (vv. 13-14): Pablo nos recuerda que nuestra fe está fundamentada en la resurrección de Cristo. Asà como Jesús fue resucitado, nosotros también seremos resucitados con Él. Esto nos da una esperanza futura y una razón para perseverar.
Propósito de los padecimientos (v. 15): Pablo sugiere que todo lo que padecemos tiene un propósito más grande: para que la gracia se extienda a más personas y Dios sea glorificado. El sufrimiento del creyente tiene un fin redentor, llevando a más personas al conocimiento de Dios y al agradecimiento hacia Él.
Renovación interior (v. 16): Aunque nuestro cuerpo fÃsico se desgaste con el tiempo, nuestro "hombre interior" (el espÃritu) se renueva dÃa a dÃa. Esta renovación espiritual nos fortalece para soportar las pruebas y crecer en nuestra relación con Dios.
Tribulación momentánea y peso de gloria eterno (vv. 17-18): Pablo recalca que las tribulaciones presentes son "leves" y "momentáneas" en comparación con la gloria eterna que nos espera. Nos insta a enfocar nuestra mirada en las cosas eternas, las que no se ven, porque son duraderas, mientras que las dificultades de esta vida son temporales.
En resumen, este pasaje nos llama a perseverar en la fe, reconociendo nuestra debilidad humana, pero confiando en el poder de Dios que se perfecciona en nosotros. Las pruebas que enfrentamos en esta vida son temporales y pequeñas en comparación con la gloria eterna que nos espera en Cristo.
💥OREMOS💥
Señor y Dios Padre Todopoderoso, damos gracias en este dÃa martes. ¡Gloria a Dios, aleluya! Por este nuevo dÃa, por tus bendiciones, por tu amor, por tu misericordia.
Gracias por lo que el dÃa de hoy nos dices a través de tu palabra, que aunque nosotros, mi Dios, somos como un vaso frágil, tenemos algo muy grande para nosotros: el mensaje de salvación y tu poder, Señor mi Dios.
Es por ello que, aunque enfrentamos tribulaciones, dificultades y problemas, tú nunca nos abandonas. Tú siempre estás con nosotros, ayudándonos, fortaleciéndonos y levantándonos. Soy tuyo, mi Dios, porque tú eres bueno, tú eres fiel, grande es tu amor y grande es tu misericordia.
Te damos gracias, mi Dios, porque solo en ti sabemos, Señor mi Dios, que en cada sufrimiento que pasamos, tú te estás manifestando en nosotros. Sabemos, Señor mi Dios, que nuestra fe está fundamentada precisamente en la resurrección de Cristo, porque asà como tú resucitaste, también nosotros seremos resucitados en el dÃa postrero.
Gracias te damos, Señor mi Dios. Ayúdanos a dar testimonio de ti, Señor, para que más personas vengan al conocimiento de tu palabra y al agradecimiento hacia ti. Gracias, porque cada vez que tú nos hablas, nos renuevas espiritualmente, nos ayudas a soportar pruebas y a crecer más en nuestra relación contigo.
Ayúdanos, oh Dios, a siempre buscar tu presencia, a poner nuestra esperanza en las cosas que no se ven, porque las que se ven son temporales. Gracias, Señor mi Dios.
En el nombre de Cristo Jesús te pedimos que bendigas a los lÃderes espirituales, a los gobernantes, a los que están presos, que les des libertad; a los enfermos que están en los hospitales. Ayúdanos, oh Dios, a seguir confiando en ti, a seguir creyendo en el santo nombre todopoderoso de Cristo Jesús de Nazaret, porque no hay otro nombre en el cual podamos ser salvos, solo en tu nombre.
¡Gloria a Dios, aleluya! Cúbrenos con tu sangre preciosa y guárdanos de todo peligro, de todo yugo de Satanás, de todos los espÃritus de maldad que habitan en la tierra. En el nombre de Cristo Jesús, sean quitados de nuestra presencia. Haznos libres bajo tu cobertura y tu poder. En el nombre de Jesús, amén.