miércoles, 25 de diciembre de 2024

EL TEMA DE HOY:DEBERES SOCIALES EN LA NUEVA VIDA

 Reflexión sobre Colosenses 3:18-25


El pasaje de Colosenses 3:18-25 es una enseñanza práctica del apóstol Pablo sobre las relaciones interpersonales dentro de la familia y la comunidad cristiana, presentando principios fundamentales para una convivencia armoniosa, basada en el amor, el respeto y la responsabilidad mutua. A continuación, se desarrolla el mensaje en cada segmento:



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1. El Rol de las Esposas (v.18)


"Casadas, estad sujetas a vuestros maridos, como conviene en el Señor."


La sujeción mencionada no es una sumisión ciega ni degradante, sino una disposición voluntaria y amorosa de cooperación, respeto y apoyo al liderazgo del esposo. Esta sujeción debe estar "en el Señor", lo que implica que nunca debe contradecir los principios divinos ni suprimir la dignidad de la esposa.



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2. El Rol de los Esposos (v.19)


"Maridos, amad a vuestras mujeres, y no seáis ásperos con ellas."


El amor del esposo debe reflejar el amor sacrificial de Cristo por la Iglesia (Efesios 5:25). Este amor es protector, paciente y lleno de ternura. Pablo advierte contra la aspereza y el trato insensible, recordando que el amor verdadero edifica y no destruye.



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3. El Rol de los Hijos (v.20)


"Hijos, obedeced a vuestros padres en todo, porque esto agrada al Señor."


La obediencia filial es una expresión de honra y respeto hacia los padres y, más aún, una forma de agradar a Dios. Cuando los hijos obedecen con un corazón sincero, reflejan su disposición a someterse también a la autoridad divina.



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4. El Rol de los Padres (v.21)


"Padres, no exasperéis a vuestros hijos, para que no se desalienten."


Los padres tienen la responsabilidad de guiar y corregir con amor, evitando actitudes autoritarias, críticas constantes o expectativas irrazonables que puedan frustrar o desanimar a sus hijos. La crianza debe estar fundamentada en el amor y la disciplina balanceada.



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5. El Rol de los Siervos (v.22)


"Siervos, obedeced en todo a vuestros amos terrenales, no sirviendo al ojo, como los que quieren agradar a los hombres, sino con corazón sincero, temiendo a Dios."


Este principio trasciende a nuestras responsabilidades laborales hoy en día. Se nos llama a realizar nuestras tareas con integridad, no solo cuando estamos siendo observados, sino como si estuviéramos sirviendo directamente a Dios. El trabajo realizado con sinceridad y excelencia honra al Señor.



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6. La Actitud en el Trabajo (v.23-24)


"Y todo lo que hagáis, hacedlo de corazón, como para el Señor y no para los hombres; sabiendo que del Señor recibiréis la recompensa de la herencia, porque a Cristo el Señor servís."


El creyente debe ver su trabajo, su servicio y sus responsabilidades cotidianas como una oportunidad para glorificar a Dios. El Señor recompensa el esfuerzo sincero y fiel. Trabajar con esta mentalidad transforma incluso las tareas más simples en actos de adoración.



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7. Advertencia contra la Injusticia (v.25)


"Mas el que hace injusticia, recibirá la injusticia que hiciere, porque no hay acepción de personas."


Dios es justo e imparcial. Nadie puede escapar de su juicio justo, ni puede haber favoritismo delante de Él. Esta advertencia llama a todos, tanto superiores como subordinados, a actuar con justicia y rectitud.



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Aplicación Práctica para Hoy


1. En el matrimonio: Las esposas deben ofrecer respeto y apoyo, y los esposos deben liderar con amor sacrificial.



2. En la crianza: Los padres deben guiar con amor y paciencia, mientras los hijos deben obedecer con respeto.



3. En el trabajo y servicio: Se debe actuar con integridad, entendiendo que todo se hace para el Señor.



4. En la justicia: Nadie está exento de las consecuencias de sus acciones; la justicia divina es imparcial.





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Mensaje Central: Cristo, el Centro de Todo


El núcleo de este pasaje es que Cristo debe ser el centro de todas nuestras relaciones y acciones. Cuando permitimos que Su amor, justicia y voluntad guíen nuestras interacciones familiares, laborales y comunitarias, reflejamos el carácter de Cristo y glorificamos a Dios en todo lo que hacemos.


"Y todo lo que hagáis, hacedlo de corazón, como para el Señor y no para los hombres." (Colosenses 3:23)