Que leer en la Biblia?
Juan 14
Romanos 8
1ª Pedro 5:7
Salmos 34:19
Juan 14
14:1 No se turbe vuestro corazón; creéis en Dios,
creed también en mí.
14:2 En la casa de mi Padre muchas moradas hay;
si así no fuera, yo os lo hubiera dicho; voy, pues, a
preparar lugar para vosotros.
14:3 Y si me fuere y os preparare lugar, vendré otra
vez, y os tomaré a mí mismo, para que donde yo
estoy, vosotros también estéis.
14:4 Y sabéis a dónde voy, y sabéis el camino.
14:5 Le dijo Tomás: Señor, no sabemos a dónde vas;
¿cómo, pues, podemos saber el camino?
14:6 Jesús le dijo: Yo soy el camino, y la verdad, y la
vida; nadie viene al Padre, sino por mí.
14:7 Si me conocieseis, también a mi Padre
conoceríais; y desde ahora le conocéis, y le habéis
visto.
14:8 Felipe le dijo: Señor, muéstranos el Padre, y
nos basta.
14:9 Jesús le dijo: ¿Tanto tiempo hace que estoy
con vosotros, y no me has conocido, Felipe? El que
me ha visto a mí, ha visto al Padre; ¿cómo, pues,
dices tú: Muéstranos el Padre?
14:10 ¿No crees que yo soy en el Padre, y el Padre
en mí? Las palabras que yo os hablo, no las hablo
por mi propia cuenta, sino que el Padre que mora
en mí, él hace las obras.
14:11 Creedme que yo soy en el Padre, y el Padre
en mí; de otra manera, creedme por las mismas
obras.
14:12 De cierto, de cierto os digo: El que en mí cree,
las obras que yo hago, él las hará también; y aun
mayores hará, porque yo voy al Padre.
14:13 Y todo lo que pidiereis al Padre en mi
nombre, lo haré, para que el Padre sea glorificado
en el Hijo.
14:14 Si algo pidiereis en mi nombre, yo lo haré.
14:15 Si me amáis, guardad mis mandamientos.
14:16 Y yo rogaré al Padre, y os dará otro
Consolador, para que esté con vosotros para
siempre:
14:17 el Espíritu de verdad, al cual el mundo no
puede recibir, porque no le ve, ni le conoce; pero
vosotros le conocéis, porque mora con vosotros, y
estará en vosotros.
14:18 No os dejaré huérfanos; vendré a vosotros.
14:19 Todavía un poco, y el mundo no me verá más;
pero vosotros me veréis; porque yo vivo, vosotros
también viviréis.
14:20 En aquel día vosotros conoceréis que yo
estoy en mi Padre, y vosotros en mí, y yo en
vosotros.
14:21 El que tiene mis mandamientos, y los guarda,
ése es el que me ama; y el que me ama, será amado
por mi Padre, y yo le amaré, y me manifestaré a él.
14:22 Le dijo Judas (no el Iscariote): Señor, ¿cómo
es que te manifestarás a nosotros, y no al mundo?
14:23 Respondió Jesús y le dijo: El que me ama, mi
palabra guardará; y mi Padre le amará, y
vendremos a él, y haremos morada con él.
14:24 El que no me ama, no guarda mis palabras; y
la palabra que habéis oído no es mía, sino del Padre
que me envió.
14:25 Os he dicho estas cosas estando con
vosotros.
14:26 Mas el Consolador, el Espíritu Santo, a quien
el Padre enviará en mi nombre, él os enseñará
todas las cosas, y os recordará todo lo que yo os he
dicho.
14:27 La paz os dejo, mi paz os doy; yo no os la doy
como el mundo la da. No se turbe vuestro corazón,
ni tenga miedo.
14:28 Habéis oído que yo os he dicho: Voy, y vengo
a vosotros. Si me amarais, os habríais regocijado,
porque he dicho que voy al Padre; porque el Padre
mayor es que yo.
14:29 Y ahora os lo he dicho antes que suceda, para
que cuando suceda, creáis.
14:30 No hablaré ya mucho con vosotros; porque
viene el príncipe de este mundo, y él nada tiene en
mí.
14:31 Mas para que el mundo conozca que amo al
Padre, y como el Padre me mandó, así hago.
Levantaos, vamos de aquí.
Romanos 8
8:1 Ahora, pues, ninguna condenación hay para los
que están en Cristo Jesús, los que no andan
conforme a la carne, sino conforme al Espíritu.
8:2 Porque la ley del Espíritu de vida en Cristo Jesús
me ha librado de la ley del pecado y de la muerte.
8:3 Porque lo que era imposible para la ley, por
cuanto era débil por la carne, Dios, enviando a su
Hijo en semejanza de carne de pecado y a causa del
pecado, condenó al pecado en la carne;
8:4 para que la justicia de la ley se cumpliese en
nosotros, que no andamos conforme a la carne,
sino conforme al Espíritu.
8:5 Porque los que son de la carne piensan en las
cosas de la carne; pero los que son del Espíritu, en
las cosas del Espíritu.
8:6 Porque el ocuparse de la carne es muerte, pero
el ocuparse del Espíritu es vida y paz.
8:7 Por cuanto los designios de la carne son
enemistad contra Dios; porque no se sujetan a la
ley de Dios, ni tampoco pueden;
8:8 y los que viven según la carne no pueden
agradar a Dios.
8:9 Mas vosotros no vivís según la carne, sino según
el Espíritu, si es que el Espíritu de Dios mora en
vosotros. Y si alguno no tiene el Espíritu de Cristo,
no es de él.
8:10 Pero si Cristo está en vosotros, el cuerpo en
verdad está muerto a causa del pecado, mas el
espíritu vive a causa de la justicia.
8:11 Y si el Espíritu de aquel que levantó de los
muertos a Jesús mora en vosotros, el que levantó
de los muertos a Cristo Jesús vivificará también
vuestros cuerpos mortales por su Espíritu que mora
en vosotros.
8:12 Así que, hermanos, deudores somos, no a la
carne, para que vivamos conforme a la carne;
8:13 porque si vivís conforme a la carne, moriréis;
mas si por el Espíritu hacéis morir las obras de la
carne, viviréis.
8:14 Porque todos los que son guiados por el
Espíritu de Dios, éstos son hijos de Dios.
8:15 Pues no habéis recibido el espíritu de
esclavitud para estar otra vez en temor, sino que
habéis recibido el espíritu de adopción, por el cual
clamamos: ¡Abba, Padre!
8:16 El Espíritu mismo da testimonio a nuestro
espíritu, de que somos hijos de Dios.
8:17 Y si hijos, también herederos; herederos de
Dios y coherederos con Cristo, si es que padecemos
juntamente con él, para que juntamente con él
seamos glorificados.
8:18 Pues tengo por cierto que las aflicciones del
tiempo presente no son comparables con la gloria
venidera que en nosotros ha de manifestarse.
8:19 Porque el anhelo ardiente de la creación es el
aguardar la manifestación de los hijos de Dios.
8:20 Porque la creación fue sujetada a vanidad, no
por su propia voluntad, sino por causa del que la
sujetó en esperanza;
8:21 porque también la creación misma será
libertada de la esclavitud de corrupción, a la
libertad gloriosa de los hijos de Dios.
8:22 Porque sabemos que toda la creación gime a
una, y a una está con dolores de parto hasta ahora;
8:23 y no sólo ella, sino que también nosotros
mismos, que tenemos las primicias del Espíritu,
nosotros también gemimos dentro de nosotros
mismos, esperando la adopción, la redención de
nuestro cuerpo.
8:24 Porque en esperanza fuimos salvos; pero la
esperanza que se ve, no es esperanza; porque lo
que alguno ve, ¿a qué esperarlo?
8:25 Pero si esperamos lo que no vemos, con
paciencia lo aguardamos.
8:26 Y de igual manera el Espíritu nos ayuda en
nuestra debilidad; pues qué hemos de pedir como
conviene, no lo sabemos, pero el Espíritu mismo
intercede por nosotros con gemidos indecibles.
8:27 Mas el que escudriña los corazones sabe cuál
es la intención del Espíritu, porque conforme a la
voluntad de Dios intercede por los santos.
8:28 Y sabemos que a los que aman a Dios, todas
las cosas les ayudan a bien, esto es, a los que
conforme a su propósito son llamados.
8:29 Porque a los que antes conoció, también los
predestinó para que fuesen hechos conformes a la
imagen de su Hijo, para que él sea el primogénito
entre muchos hermanos.
8:30 Y a los que predestinó, a éstos también llamó;
y a los que llamó, a éstos también justificó; y a los
que justificó, a éstos también glorificó.
8:31 ¿Qué, pues, diremos a esto? Si Dios es por
nosotros, ¿quién contra nosotros?
8:32 El que no escatimó ni a su propio Hijo, sino que
lo entregó por todos nosotros, ¿cómo no nos dará
también con él todas las cosas?
8:33 ¿Quién acusará a los escogidos de Dios? Dios
es el que justifica.
8:34 ¿Quién es el que condenará? Cristo es el que
murió; más aun, el que también resucitó, el que
además está a la diestra de Dios, el que también
intercede por nosotros.
8:35 ¿Quién nos separará del amor de Cristo?
¿Tribulación, o angustia, o persecución, o hambre,
o desnudez, o peligro, o espada?
8:36 Como está escrito:
Por causa de ti somos muertos todo el tiempo;
Somos contados como ovejas de matadero.
8:37 Antes, en todas estas cosas somos más que
vencedores por medio de aquel que nos amó.
8:38 Por lo cual estoy seguro de que ni la muerte,
ni la vida, ni ángeles, ni principados, ni potestades,
ni lo presente, ni lo por venir,
8:39 ni lo alto, ni lo profundo, ni ninguna otra cosa
creada nos podrá separar del amor de Dios, que es
en Cristo Jesús Señor nuestro.
1ª Pedro 5:7
echando toda vuestra ansiedad sobre él, porque él
tiene cuidado de vosotros.
Salmos 34:19
Muchas son las aflicciones del justo,
Pero de todas ellas le librará Jehová.