Santiago 1
19
Por esto, mis amados hermanos, todo hombre sea pronto para oír, tardo para hablar, tardo para airarse;
20 porque la ira del hombre no obra la justicia de Dios.
21 Por lo cual, desechando toda inmundicia y abundancia de malicia, recibid con mansedumbre la palabra implantada, la cual puede salvar vuestras almas.
Santiago 1
19
Por esto, mis amados hermanos, todo hombre sea pronto para oír, tardo para hablar, tardo para airarse;
20 porque la ira del hombre no obra la justicia de Dios.
21 Por lo cual, desechando toda inmundicia y abundancia de malicia, recibid con mansedumbre la palabra implantada, la cual puede salvar vuestras almas.
22 Pero sed hacedores de la palabra, y no tan solamente oidores, engañándoos a vosotros mismos.
23 Porque si alguno es oidor de la palabra pero no hacedor de ella, éste es semejante al hombre que considera en un espejo su rostro natural.
24 Porque él se considera a sí mismo, y se va, y luego olvida cómo era.
25 Mas el que mira atentamente en la perfecta ley, la de la libertad, y persevera en ella, no siendo oidor olvidadizo, sino hacedor de la obra, éste será bienaventurado en lo que hace.
26 Si alguno se cree religioso entre vosotros, y no refrena su lengua, sino que engaña su corazón, la religión del tal es vana.
27 La religión pura y sin mácula delante de Dios el Padre es ésta: Visitar a los huérfanos y a las viudas en sus tribulaciones, y guardarse sin mancha del mundo.
💥LA REFLEXION QUE NOS DEJA💥👇
Este pasaje de Santiago 1:19-27 nos ofrece una serie de lecciones sobre el comportamiento cristiano auténtico y cómo vivir una fe activa, centrada en la práctica de la Palabra de Dios.
Prontitud para escuchar y autocontrol en el hablar y la ira (vv. 19-20): Santiago nos exhorta a ser personas dispuestas a escuchar antes que a hablar o reaccionar con ira. Esto es clave, porque la ira humana no contribuye a la justicia que Dios desea. En tiempos de conflicto o tensión, es crucial mantener la calma y reflexionar antes de hablar o actuar.
Desechar la maldad y recibir la Palabra con humildad (v. 21): Debemos limpiar nuestro corazón de impurezas y actitudes maliciosas, y con humildad aceptar la Palabra de Dios, que tiene el poder de transformar y salvar nuestras almas. La Palabra no debe ser solo un conocimiento superficial, sino algo que penetra profundamente y cambia nuestra forma de ser.
Ser hacedores, no solo oidores (vv. 22-25): Santiago subraya la importancia de no solo escuchar la Palabra, sino ponerla en práctica. Comparar a un oyente que no actúa con alguien que se mira en un espejo y luego olvida su aspecto, indica lo inútil que es escuchar sin aplicar. Por el contrario, aquel que observa y sigue la ley de libertad (la enseñanza de Cristo) será bendecido en su obediencia.
Autenticidad en la fe (vv. 26-27): Finalmente, Santiago nos advierte contra una religión vacía, donde alguien se considera religioso pero no controla su lengua ni actúa en amor hacia los necesitados. La verdadera religión, que agrada a Dios, se refleja en cuidar de los vulnerables (como los huérfanos y las viudas) y en mantenerse sin ser contaminado por las corrupciones del mundo.
En resumen, este pasaje nos enseña que la verdadera fe cristiana no se trata solo de escuchar, sino de actuar. Es una fe que transforma nuestro carácter, nos llama a la humildad, el autocontrol, la compasión hacia los necesitados, y nos reta a mantenernos firmes en la verdad de Dios sin ser manchados por las influencias del mundo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario