LECTURA PARA EL DIA 12 DE FEBRERO
Hebreos
Capítulo 09
9:1 Ahora bien, aun el primer pacto tenía ordenanzas de culto y un
santuario terrenal.
9:2 Porque el tabernáculo estaba dispuesto así: en la
primera parte, llamada el Lugar Santo, estaban el candelabro, la mesa y los
panes de la proposición.
9:3 Tras el segundo velo estaba la parte del
tabernáculo llamada el Lugar Santísimo,
9:4 el cual tenía un incensario de
oro y el arca del pacto cubierta de oro por todas partes, en la que estaba una
urna de oro que contenía el maná, la vara de Aarón que reverdeció, y las tablas
del pacto;
9:5 y sobre ella los querubines de gloria que cubrían el
propiciatorio; de las cuales cosas no se puede ahora hablar en detalle.
9:6
Y así dispuestas estas cosas, en la primera parte del tabernáculo entran los
sacerdotes continuamente para cumplir los oficios del culto;
9:7 pero en la
segunda parte, sólo el sumo sacerdote una vez al año, no sin sangre, la cual
ofrece por sí mismo y por los pecados de ignorancia del pueblo;
9:8 dando el
Espíritu Santo a entender con esto que aún no se había manifestado el camino al
Lugar Santísimo, entre tanto que la primera parte del tabernáculo estuviese en
pie.
9:9 Lo cual es símbolo para el tiempo presente, según el cual se
presentan ofrendas y sacrificios que no pueden hacer perfecto, en cuanto a la
conciencia, al que practica ese culto,
9:10 ya que consiste sólo de comidas
y bebidas, de diversas abluciones, y ordenanzas acerca de la carne, impuestas
hasta el tiempo de reformar las cosas.
9:11 Pero estando ya presente Cristo,
sumo sacerdote de los bienes venideros, por el más amplio y más perfecto
tabernáculo, no hecho de manos, es decir, no de esta creación,
9:12 y no por
sangre de machos cabríos ni de becerros, sino por su propia sangre, entró una
vez para siempre en el Lugar Santísimo, habiendo obtenido eterna
redención.
9:13 Porque si la sangre de los toros y de los machos cabríos, y
las cenizas de la becerra rociadas a los inmundos, santifican para la
purificación de la carne,
9:14 ¿cuánto más la sangre de Cristo, el cual
mediante el Espíritu eterno se ofreció a sí mismo sin mancha a Dios, limpiará
vuestras conciencias de obras muertas para que sirváis al Dios vivo?
9:15
Así que, por eso es mediador de un nuevo pacto, para que interviniendo muerte
para la remisión de las transgresiones que había bajo el primer pacto, los
llamados reciban la promesa de la herencia eterna.
9:16 Porque donde hay
testamento, es necesario que intervenga muerte del testador.
9:17 Porque el
testamento con la muerte se confirma; pues no es válido entre tanto que el
testador vive.
9:18 De donde ni aun el primer pacto fue instituido sin
sangre.
9:19 Porque habiendo anunciado Moisés todos los mandamientos de la
ley a todo el pueblo, tomó la sangre de los becerros y de los machos cabríos,
con agua, lana escarlata e hisopo, y roció el mismo libro y también a todo el
pueblo,
9:20 diciendo: Esta es la sangre del pacto que Dios os ha
mandado.
9:21 Y además de esto, roció también con la sangre el tabernáculo y
todos los vasos del ministerio.
9:22 Y casi todo es purificado, según la ley,
con sangre; y sin derramamiento de sangre no se hace remisión.
Éxodo
Capítulo 06
6:28
Cuando Jehová habló a Moisés en la tierra de Egipto,
6:29 entonces Jehová
habló a Moisés, diciendo: Yo soy JEHOVÁ; di a Faraón rey de Egipto todas las
cosas que yo te digo a ti.
6:30 Y Moisés respondió delante de Jehová: He
aquí, yo soy torpe de labios; ¿cómo, pues, me ha de oír Faraón?
Éxodo
Capítulo 07
7:1 Jehová dijo a Moisés: Mira, yo te he
constituido dios para Faraón, y tu hermano Aarón será tu profeta.
7:2 Tú
dirás todas las cosas que yo te mande, y Aarón tu hermano hablará a Faraón, para
que deje ir de su tierra a los hijos de Israel.
7:3 Y yo endureceré el
corazón de Faraón, y multiplicaré en la tierra de Egipto mis señales y mis
maravillas.
7:4 Y Faraón no os oirá; mas yo pondré mi mano sobre Egipto, y
sacaré a mis ejércitos, mi pueblo, los hijos de Israel, de la tierra de Egipto,
con grandes juicios.
7:5 Y sabrán los egipcios que yo soy Jehová, cuando
extienda mi mano sobre Egipto, y saque a los hijos de Israel de en medio de
ellos.
7:6 E hizo Moisés y Aarón como Jehová les mandó; así lo
hicieron.
7:7 Era Moisés de edad de ochenta años, y Aarón de edad de ochenta
y tres, cuando hablaron a Faraón.
7:8 Habló Jehová a Moisés y a Aarón,
diciendo:
7:9 Si Faraón os respondiere diciendo: Mostrad milagro; dirás a
Aarón: Toma tu vara, y échala delante de Faraón, para que se haga
culebra.
7:10 Vinieron, pues, Moisés y Aarón a Faraón, e hicieron como
Jehová lo había mandado. Y echó Aarón su vara delante de Faraón y de sus
siervos, y se hizo culebra.
7:11 Entonces llamó también Faraón sabios y
hechiceros, e hicieron también lo mismo los hechiceros de Egipto con sus
encantamientos;
7:12 pues echó cada uno su vara, las cuales se volvieron
culebras; mas la vara de Aarón devoró las varas de ellos.
7:13 Y el corazón
de Faraón se endureció, y no los escuchó, como Jehová lo había dicho.
7:14
Entonces Jehová dijo a Moisés: El corazón de Faraón está endurecido, y no quiere
dejar ir al pueblo.
7:15 Ve por la mañana a Faraón, he aquí que él sale al
río; y tú ponte a la ribera delante de él, y toma en tu mano la vara que se
volvió culebra,
7:16 y dile: Jehová el Dios de los hebreos me ha enviado a
ti, diciendo: Deja ir a mi pueblo, para que me sirva en el desierto; y he aquí
que hasta ahora no has querido oír.
7:17 Así ha dicho Jehová: En esto
conocerás que yo soy Jehová: he aquí, yo golpearé con la vara que tengo en mi
mano el agua que está en el río, y se convertirá en sangre.
7:18 Y los peces
que hay en el río morirán, y hederá el río, y los egipcios tendrán asco de beber
el agua del río.
7:19 Y Jehová dijo a Moisés: Di a Aarón: Toma tu vara, y
extiende tu mano sobre las aguas de Egipto, sobre sus ríos, sobre sus arroyos y
sobre sus estanques, y sobre todos sus depósitos de aguas, para que se
conviertan en sangre, y haya sangre por toda la región de Egipto, así en los
vasos de madera como en los de piedra.
7:20 Y Moisés y Aarón hicieron como
Jehová lo mandó; y alzando la vara golpeó las aguas que había en el río, en
presencia de Faraón y de sus siervos; y todas las aguas que había en el río se
convirtieron en sangre.
7:21 Asimismo los peces que había en el río
murieron; y el río se corrompió, tanto que los egipcios no podían beber de él. Y
hubo sangre por toda la tierra de Egipto.
7:22 Y los hechiceros de Egipto
hicieron lo mismo con sus encantamientos; y el corazón de Faraón se endureció, y
no los escuchó; como Jehová lo había dicho.
7:23 Y Faraón se volvió y fue a
su casa, y no dio atención tampoco a esto.
7:24 Y en todo Egipto hicieron
pozos alrededor del río para beber, porque no podían beber de las aguas del
río.
7:25 Y se cumplieron siete días después que Jehová hirió el
río.
Éxodo
Capítulo 08
8:1 Entonces Jehová dijo a Moisés: Entra a la
presencia de Faraón y dile: Jehová ha dicho así: Deja ir a mi pueblo, para que
me sirva.
8:2 Y si no lo quisieres dejar ir, he aquí yo castigaré con ranas
todos tus territorios.
8:3 Y el río criará ranas, las cuales subirán y
entrarán en tu casa, en la cámara donde duermes, y sobre tu cama, y en las casas
de tus siervos, en tu pueblo, en tus hornos y en tus artesas.
8:4 Y las
ranas subirán sobre ti, sobre tu pueblo, y sobre todos tus siervos.
8:5 Y
Jehová dijo a Moisés: Di a Aarón: Extiende tu mano con tu vara sobre los ríos,
arroyos y estanques, para que haga subir ranas sobre la tierra de
Egipto.
8:6 Entonces Aarón extendió su mano sobre las aguas de Egipto, y
subieron ranas que cubrieron la tierra de Egipto.
8:7 Y los hechiceros
hicieron lo mismo con sus encantamientos, e hicieron venir ranas sobre la tierra
de Egipto.
8:8 Entonces Faraón llamó a Moisés y a Aarón, y les dijo: Orad a
Jehová para que quite las ranas de mí y de mi pueblo, y dejaré ir a tu pueblo
para que ofrezca sacrificios a Jehová.
8:9 Y dijo Moisés a Faraón: Dígnate
indicarme cuándo debo orar por ti, por tus siervos y por tu pueblo, para que las
ranas sean quitadas de ti y de tus casas, y que solamente queden en el
río.
8:10 Y él dijo: Mañana. Y Moisés respondió: Se hará conforme a tu
palabra, para que conozcas que no hay como Jehová nuestro Dios.
8:11 Y las
ranas se irán de ti, y de tus casas, de tus siervos y de tu pueblo, y solamente
quedarán en el río.
8:12 Entonces salieron Moisés y Aarón de la presencia de
Faraón. Y clamó Moisés a Jehová tocante a las ranas que había mandado a
Faraón.
8:13 E hizo Jehová conforme a la palabra de Moisés, y murieron las
ranas de las casas, de los cortijos y de los campos.
8:14 Y las juntaron en
montones, y apestaba la tierra.
8:15 Pero viendo Faraón que le habían dado
reposo, endureció su corazón y no los escuchó, como Jehová lo había
dicho.
8:16 Entonces Jehová dijo a Moisés: Di a Aarón: Extiende tu vara y
golpea el polvo de la tierra, para que se vuelva piojos por todo el país de
Egipto.
8:17 Y ellos lo hicieron así; y Aarón extendió su mano con su vara,
y golpeó el polvo de la tierra, el cual se volvió piojos, así en los hombres
como en las bestias; todo el polvo de la tierra se volvió piojos en todo el país
de Egipto.
8:18 Y los hechiceros hicieron así también, para sacar piojos con
sus encantamientos; pero no pudieron. Y hubo piojos tanto en los hombres como en
las bestias.
8:19 Entonces los hechiceros dijeron a Faraón: Dedo de Dios es
éste. Mas el corazón de Faraón se endureció, y no los escuchó, como Jehová lo
había dicho.
8:20 Jehová dijo a Moisés: Levántate de mañana y ponte delante
de Faraón, he aquí él sale al río; y dile: Jehová ha dicho así: Deja ir a mi
pueblo, para que me sirva.
8:21 Porque si no dejas ir a mi pueblo, he aquí
yo enviaré sobre ti, sobre tus siervos, sobre tu pueblo y sobre tus casas toda
clase de moscas; y las casas de los egipcios se llenarán de toda clase de
moscas, y asimismo la tierra donde ellos estén.
8:22 Y aquel día yo apartaré
la tierra de Gosén, en la cual habita mi pueblo, para que ninguna clase de
moscas haya en ella, a fin de que sepas que yo soy Jehová en medio de la
tierra.
8:23 Y yo pondré redención entre mi pueblo y el tuyo. Mañana será
esta señal.
8:24 Y Jehová lo hizo así, y vino toda clase de moscas
molestísimas sobre la casa de Faraón, sobre las casas de sus siervos, y sobre
todo el país de Egipto; y la tierra fue corrompida a causa de ellas.
8:25
Entonces Faraón llamó a Moisés y a Aarón, y les dijo: Andad, ofreced sacrificio
a vuestro Dios en la tierra.
8:26 Y Moisés respondió: No conviene que
hagamos así, porque ofreceríamos a Jehová nuestro Dios la abominación de los
egipcios. He aquí, si sacrificáramos la abominación de los egipcios delante de
ellos, ¿no nos apedrearían?
8:27 Camino de tres días iremos por el desierto,
y ofreceremos sacrificios a Jehová nuestro Dios, como él nos dirá.
8:28 Dijo
Faraón: Yo os dejaré ir para que ofrezcáis sacrificios a Jehová vuestro Dios en
el desierto, con tal que no vayáis más lejos; orad por mí.
8:29 Y respondió
Moisés: He aquí, al salir yo de tu presencia, rogaré a Jehová que las diversas
clases de moscas se vayan de Faraón, y de sus siervos, y de su pueblo mañana;
con tal que Faraón no falte más, no dejando ir al pueblo a dar sacrificio a
Jehová.
8:30 Entonces Moisés salió de la presencia de Faraón, y oró a
Jehová.
8:31 Y Jehová hizo conforme a la palabra de Moisés, y quitó todas
aquellas moscas de Faraón, de sus siervos y de su pueblo, sin que quedara
una.
8:32 Mas Faraón endureció aun esta vez su corazón, y no dejó ir al
pueblo.
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