lunes, 29 de octubre de 2012

I Ti 1,Is 31-33, Sal 119.33-64

LECTURA PARA EL DIA 30 DE OCTUBRE

1ra. a Timoteo Capítulo 01

1:1 Pablo, apóstol de Jesucristo por mandato de Dios nuestro Salvador, y del Señor Jesucristo nuestra esperanza,
1:2 a Timoteo, verdadero hijo en la fe: Gracia, misericordia y paz, de Dios nuestro Padre y de Cristo Jesús nuestro Señor.
1:3 Como te rogué que te quedases en Efeso, cuando fui a Macedonia, para que mandases a algunos que no enseñen diferente doctrina,
1:4 ni presten atención a fábulas y genealogías interminables, que acarrean disputas más bien que edificación de Dios que es por fe, así te encargo ahora.
1:5 Pues el propósito de este mandamiento es el amor nacido de corazón limpio, y de buena conciencia, y de fe no fingida,
1:6 de las cuales cosas desviándose algunos, se apartaron a vana palabrería,
1:7 queriendo ser doctores de la ley, sin entender ni lo que hablan ni lo que afirman.
1:8 Pero sabemos que la ley es buena, si uno la usa legítimamente;
1:9 conociendo esto, que la ley no fue dada para el justo, sino para los transgresores y desobedientes, para los impíos y pecadores, para los irreverentes y profanos, para los parricidas y matricidas, para los homicidas,
1:10 para los fornicarios, para los sodomitas, para los secuestradores, para los mentirosos y perjuros, y para cuanto se oponga a la sana doctrina,
1:11 según el glorioso evangelio del Dios bendito, que a mí me ha sido encomendado.
1:12 Doy gracias al que me fortaleció, a Cristo Jesús nuestro Señor, porque me tuvo por fiel, poniéndome en el ministerio,
1:13 habiendo yo sido antes blasfemo, perseguidor e injuriador; mas fui recibido a misericordia porque lo hice por ignorancia, en incredulidad.
1:14 Pero la gracia de nuestro Señor fue más abundante con la fe y el amor que es en Cristo Jesús.
1:15 Palabra fiel y digna de ser recibida por todos: que Cristo Jesús vino al mundo para salvar a los pecadores, de los cuales yo soy el primero.
1:16 Pero por esto fui recibido a misericordia, para que Jesucristo mostrase en mí el primero toda su clemencia, para ejemplo de los que habrían de creer en él para vida eterna.
1:17 Por tanto, al Rey de los siglos, inmortal, invisible, al único y sabio Dios, sea honor y gloria por los siglos de los siglos. Amén.
1:18 Este mandamiento, hijo Timoteo, te encargo, para que conforme a las profecías que se hicieron antes en cuanto a ti, milites por ellas la buena milicia,
1:19 manteniendo la fe y buena conciencia, desechando la cual naufragaron en cuanto a la fe algunos,
1:20 de los cuales son Himeneo y Alejandro, a quienes entregué a Satanás para que aprendan a no blasfemar.


Isaías Capítulo 31

31:1 ¡Ay de los que descienden a Egipto por ayuda, y confían en caballos; y su esperanza ponen en carros, porque son muchos, y en jinetes, porque son valientes; y no miran al Santo de Israel, ni buscan a Jehová!
31:2 Pero él también es sabio, y traerá el mal, y no retirará sus palabras. Se levantará, pues, contra la casa de los malignos, y contra el auxilio de los que hacen iniquidad.
31:3 Y los egipcios hombres son, y no Dios; y sus caballos carne, y no espíritu; de manera que al extender Jehová su mano, caerá el ayudador y caerá el ayudado, y todos ellos desfallecerán a una.
31:4 Porque Jehová me dijo a mí de esta manera: Como el león y el cachorro de león ruge sobre la presa, y si se reúne cuadrilla de pastores contra él, no lo espantarán sus voces, ni se acobardará por el tropel de ellos; así Jehová de los ejércitos descenderá a pelear sobre el monte de Sion, y sobre su collado.
31:5 Como las aves que vuelan, así amparará Jehová de los ejércitos a Jerusalén, amparando, librando, preservando y salvando.
31:6 Volved a aquel contra quien se rebelaron profundamente los hijos de Israel.
31:7 Porque en aquel día arrojará el hombre sus ídolos de plata y sus ídolos de oro, que para vosotros han hecho vuestras manos pecadoras.
31:8 Entonces caerá Asiria por espada no de varón, y la consumirá espada no de hombre; y huirá de la presencia de la espada, y sus jóvenes serán tributarios.
31:9 Y de miedo pasará su fortaleza, y sus príncipes, con pavor, dejarán sus banderas, dice Jehová, cuyo fuego está en Sion, y su horno en Jerusalén. 


Isaías Capítulo 32

32:1 He aquí que para justicia reinará un rey, y príncipes presidirán en juicio.
32:2 Y será aquel varón como escondedero contra el viento, y como refugio contra el turbión; como arroyos de aguas en tierra de sequedad, como sombra de gran peñasco en tierra calurosa.
32:3 No se ofuscarán entonces los ojos de los que ven, y los oídos de los oyentes oirán atentos.
32:4 Y el corazón de los necios entenderá para saber, y la lengua de los tartamudos hablará rápida y claramente.
32:5 El ruin nunca más será llamado generoso, ni el tramposo será llamado espléndido.
32:6 Porque el ruin hablará ruindades, y su corazón fabricará iniquidad, para cometer impiedad y para hablar escarnio contra Jehová, dejando vacía el alma hambrienta, y quitando la bebida al sediento.
32:7 Las armas del tramposo son malas; trama intrigas inicuas para enredar a los simples con palabras mentirosas, y para hablar en juicio contra el pobre.
32:8 Pero el generoso pensará generosidades, y por generosidades será exaltado.
32:9 Mujeres indolentes, levantaos, oíd mi voz; hijas confiadas, escuchad mi razón.
32:10 De aquí a algo más de un año tendréis espanto, oh confiadas; porque la vendimia faltará, y la cosecha no vendrá.
32:11 Temblad, oh indolentes; turbaos, oh confiadas; despojaos, desnudaos, ceñid los lomos con cilicio.
32:12 Golpeándose el pecho lamentarán por los campos deleitosos, por la vid fértil.
32:13 Sobre la tierra de mi pueblo subirán espinos y cardos, y aun sobre todas las casas en que hay alegría en la ciudad de alegría.
32:14 Porque los palacios quedarán desiertos, la multitud de la ciudad cesará; las torres y fortalezas se volverán cuevas para siempre, donde descansen asnos monteses, y ganados hagan majada;
32:15 hasta que sobre nosotros sea derramado el Espíritu de lo alto, y el desierto se convierta en campo fértil, y el campo fértil sea estimado por bosque.
32:16 Y habitará el juicio en el desierto, y en el campo fértil morará la justicia.
32:17 Y el efecto de la justicia será paz; y la labor de la justicia, reposo y seguridad para siempre.
32:18 Y mi pueblo habitará en morada de paz, en habitaciones seguras, y en recreos de reposo.
32:19 Y cuando caiga granizo, caerá en los montes; y la ciudad será del todo abatida.
32:20 Dichosos vosotros los que sembráis junto a todas las aguas, y dejáis libres al buey y al asno. 


Isaías Capítulo 33

33:1 ¡Ay de ti, que saqueas, y nunca fuiste saqueado; que haces deslealtad, bien que nadie contra ti la hizo! Cuando acabes de saquear, serás tú saqueado; y cuando acabes de hacer deslealtad, se hará contra ti.
33:2 Oh Jehová, ten misericordia de nosotros, a ti hemos esperado; tú, brazo de ellos en la mañana, sé también nuestra salvación en tiempo de la tribulación.
33:3 Los pueblos huyeron a la voz del estruendo; las naciones fueron esparcidas al levantarte tú.
33:4 Sus despojos serán recogidos como cuando recogen orugas; correrán sobre ellos como de una a otra parte corren las langostas.
33:5 Será exaltado Jehová, el cual mora en las alturas; llenó a Sion de juicio y de justicia.
33:6 Y reinarán en tus tiempos la sabiduría y la ciencia, y abundancia de salvación; el temor de Jehová será su tesoro.
33:7 He aquí que sus embajadores darán voces afuera; los mensajeros de paz llorarán amargamente.
33:8 Las calzadas están deshechas, cesaron los caminantes; ha anulado el pacto, aborreció las ciudades, tuvo en nada a los hombres.
33:9 Se enlutó, enfermó la tierra; el Líbano se avergonzó, y fue cortado; Sarón se ha vuelto como desierto, y Basán y el Carmelo fueron sacudidos.
33:10 Ahora me levantaré, dice Jehová; ahora seré exaltado, ahora seré engrandecido.
33:11 Concebisteis hojarascas, rastrojo daréis a luz; el soplo de vuestro fuego os consumirá.
33:12 Y los pueblos serán como cal quemada; como espinos cortados serán quemados con fuego.
33:13 Oíd, los que estáis lejos, lo que he hecho; y vosotros los que estáis cerca, conoced mi poder.
33:14 Los pecadores se asombraron en Sion, espanto sobrecogió a los hipócritas. ¿Quién de nosotros morará con el fuego consumidor? ¿Quién de nosotros habitará con las llamas eternas?
33:15 El que camina en justicia y habla lo recto; el que aborrece la ganancia de violencias, el que sacude sus manos para no recibir cohecho, el que tapa sus oídos para no oír propuestas sanguinarias; el que cierra sus ojos para no ver cosa mala;
33:16 éste habitará en las alturas; fortaleza de rocas será su lugar de refugio; se le dará su pan, y sus aguas serán seguras.
33:17 Tus ojos verán al Rey en su hermosura; verán la tierra que está lejos.
33:18 Tu corazón imaginará el espanto, y dirá: ¿Qué es del escriba? ¿qué del pesador del tributo? ¿qué del que pone en lista las casas más insignes?
33:19 No verás a aquel pueblo orgulloso, pueblo de lengua difícil de entender, de lengua tartamuda que no comprendas.
33:20 Mira a Sion, ciudad de nuestras fiestas solemnes; tus ojos verán a Jerusalén, morada de quietud, tienda que no será desarmada, ni serán arrancadas sus estacas, ni ninguna de sus cuerdas será rota.
33:21 Porque ciertamente allí será Jehová para con nosotros fuerte, lugar de ríos, de arroyos muy anchos, por el cual no andará galera de remos, ni por él pasará gran nave.
33:22 Porque Jehová es nuestro juez, Jehová es nuestro legislador, Jehová es nuestro Rey; él mismo nos salvará.
33:23 Tus cuerdas se aflojaron; no afirmaron su mástil, ni entesaron la vela; se repartirá entonces botín de muchos despojos; los cojos arrebatarán el botín.
33:24 No dirá el morador: Estoy enfermo; al pueblo que more en ella le será perdonada la iniquidad.


Salmos Capítulo 119

119:33 Enséñame, oh Jehová, el camino de tus estatutos,
Y lo guardaré hasta el fin.
119:34 Dame entendimiento, y guardaré tu ley,
Y la cumpliré de todo corazón.
119:35 Guíame por la senda de tus mandamientos,
Porque en ella tengo mi voluntad.
119:36 Inclina mi corazón a tus testimonios,
Y no a la avaricia.
119:37 Aparta mis ojos, que no vean la vanidad;
Avívame en tu camino.
119:38 Confirma tu palabra a tu siervo,
Que te teme.
119:39 Quita de mí el oprobio que he temido,
Porque buenos son tus juicios.
119:40 He aquí yo he anhelado tus mandamientos;
Vivifícame en tu justicia.
Vau
119:41 Venga a mí tu misericordia, oh Jehová;
Tu salvación, conforme a tu dicho.
119:42 Y daré por respuesta a mi avergonzador,
Que en tu palabra he confiado.
119:43 No quites de mi boca en ningún tiempo la palabra de verdad,
Porque en tus juicios espero.
119:44 Guardaré tu ley siempre,
Para siempre y eternamente.
119:45 Y andaré en libertad,
Porque busqué tus mandamientos.
119:46 Hablaré de tus testimonios delante de los reyes,
Y no me avergonzaré;
119:47 Y me regocijaré en tus mandamientos,
Los cuales he amado.
119:48 Alzaré asimismo mis manos a tus mandamientos que amé,
Y meditaré en tus estatutos.
Zain
119:49 Acuérdate de la palabra dada a tu siervo,
En la cual me has hecho esperar.
119:50 Ella es mi consuelo en mi aflicción,
Porque tu dicho me ha vivificado.
119:51 Los soberbios se burlaron mucho de mí,
Mas no me he apartado de tu ley.
119:52 Me acordé, oh Jehová, de tus juicios antiguos,
Y me consolé.
119:53 Horror se apoderó de mí a causa de los inicuos
Que dejan tu ley.
119:54 Cánticos fueron para mí tus estatutos
En la casa en donde fui extranjero.
119:55 Me acordé en la noche de tu nombre, oh Jehová,
Y guardé tu ley.
119:56 Estas bendiciones tuve
Porque guardé tus mandamientos.
Chet
119:57 Mi porción es Jehová;
He dicho que guardaré tus palabras.
119:58 Tu presencia supliqué de todo corazón;
Ten misericordia de mí según tu palabra.
119:59 Consideré mis caminos,
Y volví mis pies a tus testimonios.
119:60 Me apresuré y no me retardé
En guardar tus mandamientos.
119:61 Compañías de impíos me han rodeado,
Mas no me he olvidado de tu ley.
119:62 A medianoche me levanto para alabarte
Por tus justos juicios.
119:63 Compañero soy yo de todos los que te temen
Y guardan tus mandamientos.
119:64 De tu misericordia, oh Jehová, está llena la tierra;
Enséñame tus estatutos.

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