viernes, 6 de diciembre de 2024

EL MENSAJE DE HOY: 💥PUESTOS LOS OJOS EN JESUS 💥


Hebreos

Capítulo 12

12:1 Por tanto, nosotros también, teniendo en derredor nuestro tan grande nube de testigos, despojémonos de todo peso y del pecado que nos asedia, y corramos con paciencia la carrera que tenemos por delante, 
12:2 puestos los ojos en Jesús, el autor y consumador de la fe, el cual por el gozo puesto delante de él sufrió la cruz, menospreciando el oprobio, y se sentó a la diestra del trono de Dios. 
12:3 Considerad a aquel que sufrió tal contradicción de pecadores contra sí mismo, para que vuestro ánimo no se canse hasta desmayar. 
12:4 Porque aún no habéis resistido hasta la sangre, combatiendo contra el pecado; 
12:5 y habéis ya olvidado la exhortación que como a hijos se os dirige, diciendo:
Hijo mío, no menosprecies la disciplina del Señor, 
Ni desmayes cuando eres reprendido por él; 
12:6 Porque el Señor al que ama, disciplina, 
Y azota a todo el que recibe por hijo.
12:7 Si soportáis la disciplina, Dios os trata como a hijos; porque ¿qué hijo es aquel a quien el padre no disciplina? 
12:8 Pero si se os deja sin disciplina, de la cual todos han sido participantes, entonces sois bastardos, y no hijos. 
12:9 Por otra parte, tuvimos a nuestros padres terrenales que nos disciplinaban, y los venerábamos. ¿Por qué no obedeceremos mucho mejor al Padre de los espíritus, y viviremos? 
12:10 Y aquéllos, ciertamente por pocos días nos disciplinaban como a ellos les parecía, pero éste para lo que nos es provechoso, para que participemos de su santidad. 
12:11 Es verdad que ninguna disciplina al presente parece ser causa de gozo, sino de tristeza; pero después da fruto apacible de justicia a los que en ella han sido ejercitados.

💥EL MENSAJE QUE NOS DA 💥

El pasaje de Hebreos 12:1-11 ofrece una enseñanza poderosa sobre la vida cristiana, la lucha contra el pecado, la paciencia en las pruebas y el propósito de la disciplina de Dios. Aquí se explica cada parte con profundidad y claridad:


12:1 - La carrera de la fe

“Por tanto, nosotros también, teniendo en derredor nuestro tan grande nube de testigos...”
El autor conecta con el capítulo anterior (Hebreos 11), que enumera a los héroes de la fe como testigos de cómo Dios honra a quienes le siguen con fidelidad. La "nube de testigos" no es una audiencia que observa, sino un testimonio vivo de vidas que inspiraron por su fe.

“Despojémonos de todo peso y del pecado que nos asedia...”
Cualquier carga o pecado que impida avanzar debe ser dejado atrás. Los “pesos” no siempre son pecados; pueden ser preocupaciones, distracciones o cosas permitidas, pero que no edifican. El pecado aquí es visto como algo que constantemente busca atrapar y limitar nuestro progreso espiritual.

“Y corramos con paciencia la carrera que tenemos por delante...”
La vida cristiana es comparada con una carrera de resistencia, no una de velocidad. La paciencia (o perseverancia) es clave, porque el objetivo es alcanzar la meta eterna, no simplemente sobrevivir a los obstáculos temporales.


12:2 - Fijar la mirada en Jesús

“Puestos los ojos en Jesús, el autor y consumador de la fe...”
Jesús es tanto el origen como el perfeccionador de nuestra fe. Su vida, muerte y resurrección son el modelo perfecto de obediencia y confianza en Dios.

“El cual por el gozo puesto delante de él sufrió la cruz...”
Jesús soportó el sufrimiento porque miraba más allá de la cruz, viendo el propósito y la recompensa: la salvación de la humanidad y su glorificación a la diestra de Dios. Su ejemplo enseña que el dolor presente puede tener un propósito eterno.

“Menospreciando el oprobio, y se sentó a la diestra del trono de Dios.”
El rechazo y la vergüenza que Jesús enfrentó no tuvieron peso frente a la gloria que le esperaba. Esto nos invita a soportar el desprecio o las dificultades por causa de nuestra fe, confiando en la recompensa celestial.


12:3-4 - Resistir sin desmayar

“Considerad a aquel que sufrió tal contradicción de pecadores contra sí mismo...”
Meditar en el sufrimiento de Cristo fortalece a los creyentes. Él soportó oposiciones extremas, pero no perdió su propósito, y esto nos da ánimo para seguir adelante en nuestra lucha.

“Para que vuestro ánimo no se canse hasta desmayar...”
La fe se fortalece al recordar el ejemplo de Jesús. Aunque las pruebas sean agotadoras, el sacrificio de Cristo inspira resistencia y esperanza.

“Porque aún no habéis resistido hasta la sangre, combatiendo contra el pecado.”
El autor recalca que los destinatarios todavía no han enfrentado persecución al punto de derramar sangre como Jesús o algunos mártires. Esto pone sus pruebas en perspectiva.


12:5-6 - La disciplina de un Padre amoroso

“Hijo mío, no menosprecies la disciplina del Señor, ni desmayes cuando eres reprendido por él...”
Aquí se cita Proverbios 3:11-12 para recordar que la disciplina de Dios es una señal de amor, no de rechazo. Es una corrección necesaria para el crecimiento espiritual.

“Porque el Señor al que ama, disciplina, y azota a todo el que recibe por hijo.”
La disciplina no es castigo en el sentido punitivo, sino un entrenamiento que muestra la preocupación de Dios por nuestro bienestar eterno. La analogía enfatiza que solo los hijos reciben disciplina.


12:7-9 - Disciplina como prueba de filiación

“Si soportáis la disciplina, Dios os trata como a hijos...”
La disposición para aceptar la disciplina confirma nuestra identidad como hijos de Dios. Negarse a ella sería negar la relación con Él.

“Por otra parte, tuvimos a nuestros padres terrenales que nos disciplinaban...”
El autor apela a una experiencia común: los padres humanos disciplinan a sus hijos porque los aman y desean lo mejor para ellos. Si aceptamos esta corrección terrenal, ¿cuánto más deberíamos aceptar la de Dios, que es perfecta?


12:10-11 - El propósito de la disciplina

“Aquéllos, ciertamente por pocos días nos disciplinaban como a ellos les parecía, pero éste para lo que nos es provechoso...”
La disciplina divina no es arbitraria ni limitada al presente. Su propósito es hacernos partícipes de la santidad de Dios y moldearnos conforme a Su carácter.

“Es verdad que ninguna disciplina al presente parece ser causa de gozo, sino de tristeza...”
La disciplina es dolorosa en el momento, pero produce resultados valiosos a largo plazo. El "fruto apacible de justicia" es el crecimiento espiritual y una vida en comunión con Dios.


Reflexión final

Este pasaje nos invita a:

  1. Correr la carrera de la fe con perseverancia, dejando atrás lo que nos impide avanzar.
  2. Fijar nuestros ojos en Jesús, quien soportó todo por amor a nosotros.
  3. Aceptar la disciplina de Dios como una señal de Su amor y cuidado paternal.
  4. Confiar en los frutos de la disciplina, aunque en el momento sea difícil.

Es un llamado a vivir la vida cristiana con propósito, paciencia y esperanza en el galardón eterno.



💥OREMOS💥


Señor Jesús, hoy te reconocemos como el autor y consumador de nuestra fe, el Dios eterno que dejó el cielo para mostrarnos el camino hacia la vida eterna. Gracias por tu sacrificio en la cruz, por soportar el oprobio y el rechazo, y por hacerlo con el gozo puesto delante de ti, sabiendo que en tu victoria también está nuestra salvación.

Tú, que te sentaste a la diestra del trono de Dios, eres digno de toda honra, porque no solo eres nuestro Salvador, sino también nuestro ejemplo perfecto. Ayúdanos a despojarnos del pecado y de todo aquello que nos aparta de ti. Enséñanos a correr la carrera de la fe con paciencia, fijando nuestra mirada en ti, nuestro Dios y Rey.

Padre celestial, te agradecemos por tu amor que nos corrige y moldea. Aunque la disciplina sea difícil, confiamos en tu propósito santo para nuestras vidas. Haznos partícipes de tu justicia y santidad, y fortalece nuestro ánimo para no desmayar en las pruebas, recordando que en ti encontramos la fuerza y la victoria.

En tu nombre poderoso, Señor Jesús, te adoramos y te reconocemos como nuestro Dios eterno. Amén.

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