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domingo, 4 de noviembre de 2012
1 Ti 5.21-6.21, Jer 3-4, Sal 120
AUDIO LECTURA PARA EL DIA 04 DE NOVIEMBRE
1ra. a Timoteo Capítulo 05
5:21 Te encarezco delante de Dios y del Señor Jesucristo, y de sus ángeles escogidos, que guardes estas cosas sin prejuicios, no haciendo nada con parcialidad.
5:22 No impongas con ligereza las manos a ninguno, ni participes en pecados ajenos. Consérvate puro.
5:23 Ya no bebas agua, sino usa de un poco de vino por causa de tu estómago y de tus frecuentes enfermedades.
5:24 Los pecados de algunos hombres se hacen patentes antes que ellos vengan a juicio, mas a otros se les descubren después.
5:25 Asimismo se hacen manifiestas las buenas obras; y las que son de otra manera, no pueden permanecer ocultas.
1ra. a Timoteo Capítulo 06
6:1 Todos los que están bajo el yugo de esclavitud, tengan a sus amos por dignos de todo honor, para que no sea blasfemado el nombre de Dios y la doctrina.
6:2 Y los que tienen amos creyentes, no los tengan en menos por ser hermanos, sino sírvanles mejor, por cuanto son creyentes y amados los que se benefician de su buen servicio. Esto enseña y exhorta.
6:3 Si alguno enseña otra cosa, y no se conforma a las sanas palabras de nuestro Señor Jesucristo, y a la doctrina que es conforme a la piedad,
6:4 está envanecido, nada sabe, y delira acerca de cuestiones y contiendas de palabras, de las cuales nacen envidias, pleitos, blasfemias, malas sospechas,
6:5 disputas necias de hombres corruptos de entendimiento y privados de la verdad, que toman la piedad como fuente de ganancia; apártate de los tales.
6:6 Pero gran ganancia es la piedad acompañada de contentamiento;
6:7 porque nada hemos traído a este mundo, y sin duda nada podremos sacar.
6:8 Así que, teniendo sustento y abrigo, estemos contentos con esto.
6:9 Porque los que quieren enriquecerse caen en tentación y lazo, y en muchas codicias necias y dañosas, que hunden a los hombres en destrucción y perdición;
6:10 porque raíz de todos los males es el amor al dinero, el cual codiciando algunos, se extraviaron de la fe, y fueron traspasados de muchos dolores.6:11 Mas tú, oh hombre de Dios, huye de estas cosas, y sigue la justicia, la piedad, la fe, el amor, la paciencia, la mansedumbre.
6:12 Pelea la buena batalla de la fe, echa mano de la vida eterna, a la cual asimismo fuiste llamado, habiendo hecho la buena profesión delante de muchos testigos.
6:13 Te mando delante de Dios, que da vida a todas las cosas, y de Jesucristo, que dio testimonio de la buena profesión delante de Poncio Pilato,
6:14 que guardes el mandamiento sin mácula ni reprensión, hasta la aparición de nuestro Señor Jesucristo,
6:15 la cual a su tiempo mostrará el bienaventurado y solo Soberano, Rey de reyes, y Señor de señores,
6:16 el único que tiene inmortalidad, que habita en luz inaccesible; a quien ninguno de los hombres ha visto ni puede ver, al cual sea la honra y el imperio sempiterno. Amén.
6:17 A los ricos de este siglo manda que no sean altivos, ni pongan la esperanza en las riquezas, las cuales son inciertas, sino en el Dios vivo, que nos da todas las cosas en abundancia para que las disfrutemos.
6:18 Que hagan bien, que sean ricos en buenas obras, dadivosos, generosos;
6:19 atesorando para sí buen fundamento para lo por venir, que echen mano de la vida eterna.
6:20 Oh Timoteo, guarda lo que se te ha encomendado, evitando las profanas pláticas sobre cosas vanas, y los argumentos de la falsamente llamada ciencia,
6:21 la cual profesando algunos, se desviaron de la fe. La gracia sea contigo. Amén.
Jeremías Capítulo 03
3:1 Dicen: Si alguno dejare a su mujer, y yéndose ésta de él se juntare a otro hombre, ¿volverá a ella más? ¿No será tal tierra del todo amancillada? Tú, pues, has fornicado con muchos amigos; mas ¡vuélvete a mí! dice Jehová.
3:2 Alza tus ojos a las alturas, y ve en qué lugar no te hayas prostituido. Junto a los caminos te sentabas para ellos como árabe en el desierto, y con tus fornicaciones y con tu maldad has contaminado la tierra.
3:3 Por esta causa las aguas han sido detenidas, y faltó la lluvia tardía; y has tenido frente de ramera, y no quisiste tener vergüenza.
3:4 A lo menos desde ahora, ¿no me llamarás a mí, Padre mío, guiador de mi juventud?
3:5 ¿Guardará su enojo para siempre? ¿Eternamente lo guardará? He aquí que has hablado y hecho cuantas maldades pudiste.
3:6 Me dijo Jehová en días del rey Josías: ¿Has visto lo que ha hecho la rebelde Israel? Ella se va sobre todo monte alto y debajo de todo árbol frondoso, y allí fornica.
3:7 Y dije: Después de hacer todo esto, se volverá a mí; pero no se volvió, y lo vio su hermana la rebelde Judá.
3:8 Ella vio que por haber fornicado la rebelde Israel, yo la había despedido y dado carta de repudio; pero no tuvo temor la rebelde Judá su hermana, sino que también fue ella y fornicó.
3:9 Y sucedió que por juzgar ella cosa liviana su fornicación, la tierra fue contaminada, y adulteró con la piedra y con el leño.
3:10 Con todo esto, su hermana la rebelde Judá no se volvió a mí de todo corazón, sino fingidamente, dice Jehová.
3:11 Y me dijo Jehová: Ha resultado justa la rebelde Israel en comparación con la desleal Judá.
3:12 Ve y clama estas palabras hacia el norte, y di: Vuélvete, oh rebelde Israel, dice Jehová; no haré caer mi ira sobre ti, porque misericordioso soy yo, dice Jehová, no guardaré para siempre el enojo.
3:13 Reconoce, pues, tu maldad, porque contra Jehová tu Dios has prevaricado, y fornicaste con los extraños debajo de todo árbol frondoso, y no oíste mi voz, dice Jehová.
3:14 Convertíos, hijos rebeldes, dice Jehová, porque yo soy vuestro esposo; y os tomaré uno de cada ciudad, y dos de cada familia, y os introduciré en Sion;
3:15 y os daré pastores según mi corazón, que os apacienten con ciencia y con inteligencia.
3:16 Y acontecerá que cuando os multipliquéis y crezcáis en la tierra, en esos días, dice Jehová, no se dirá más: Arca del pacto de Jehová; ni vendrá al pensamiento, ni se acordarán de ella, ni la echarán de menos, ni se hará otra.
3:17 En aquel tiempo llamarán a Jerusalén: Trono de Jehová, y todas las naciones vendrán a ella en el nombre de Jehová en Jerusalén; ni andarán más tras la dureza de su malvado corazón.
3:18 En aquellos tiempos irán de la casa de Judá a la casa de Israel, y vendrán juntamente de la tierra del norte a la tierra que hice heredar a vuestros padres.
3:19 Yo preguntaba: ¿Cómo os pondré por hijos, y os daré la tierra deseable, la rica heredad de las naciones? Y dije: Me llamaréis: Padre mío, y no os apartaréis de en pos de mí.
3:20 Pero como la esposa infiel abandona a su compañero, así prevaricasteis contra mí, oh casa de Israel, dice Jehová.
3:21 Voz fue oída sobre las alturas, llanto de los ruegos de los hijos de Israel; porque han torcido su camino, de Jehová su Dios se han olvidado.
3:22 Convertíos, hijos rebeldes, y sanaré vuestras rebeliones. He aquí nosotros venimos a ti, porque tú eres Jehová nuestro Dios.
3:23 Ciertamente vanidad son los collados, y el bullicio sobre los montes; ciertamente en Jehová nuestro Dios está la salvación de Israel.
3:24 Confusión consumió el trabajo de nuestros padres desde nuestra juventud; sus ovejas, sus vacas, sus hijos y sus hijas.
3:25 Yacemos en nuestra confusión, y nuestra afrenta nos cubre; porque pecamos contra Jehová nuestro Dios, nosotros y nuestros padres, desde nuestra juventud y hasta este día, y no hemos escuchado la voz de Jehová nuestro Dios.
Jeremías Capítulo 04
4:1 Si te volvieres, oh Israel, dice Jehová, vuélvete a mí. Y si quitares de delante de mí tus abominaciones, y no anduvieres de acá para allá,
4:2 y jurares: Vive Jehová, en verdad, en juicio y en justicia, entonces las naciones serán benditas en él, y en él se gloriarán.
4:3 Porque así dice Jehová a todo varón de Judá y de Jerusalén: Arad campo para vosotros, y no sembréis entre espinos.
4:4 Circuncidaos a Jehová, y quitad el prepucio de vuestro corazón, varones de Judá y moradores de Jerusalén; no sea que mi ira salga como fuego, y se encienda y no haya quien la apague, por la maldad de vuestras obras.
4:5 Anunciad en Judá, y proclamad en Jerusalén, y decid: Tocad trompeta en la tierra; pregonad, juntaos, y decid: Reuníos, y entrémonos en las ciudades fortificadas.
4:6 Alzad bandera en Sion, huid, no os detengáis; porque yo hago venir mal del norte, y quebrantamiento grande.
4:7 El león sube de la espesura, y el destruidor de naciones está en marcha, y ha salido de su lugar para poner tu tierra en desolación; tus ciudades quedarán asoladas y sin morador.
4:8 Por esto vestíos de cilicio, endechad y aullad; porque la ira de Jehová no se ha apartado de nosotros.
4:9 En aquel día, dice Jehová, desfallecerá el corazón del rey y el corazón de los príncipes, y los sacerdotes estarán atónitos, y se maravillarán los profetas.
4:10 Y dije: ¡Ay, ay, Jehová Dios! Verdaderamente en gran manera has engañado a este pueblo y a Jerusalén, diciendo: Paz tendréis; pues la espada ha venido hasta el alma.
4:11 En aquel tiempo se dirá a este pueblo y a Jerusalén: Viento seco de las alturas del desierto vino a la hija de mi pueblo, no para aventar, ni para limpiar.
4:12 Viento más vehemente que este vendrá a mí; y ahora yo pronunciaré juicios contra ellos.
4:13 He aquí que subirá como nube, y su carro como torbellino; más ligeros son sus caballos que las águilas. ¡Ay de nosotros, porque entregados somos a despojo!
4:14 Lava tu corazón de maldad, oh Jerusalén, para que seas salva. ¿Hasta cuándo permitirás en medio de ti los pensamientos de iniquidad?
4:15 Porque una voz trae las nuevas desde Dan, y hace oír la calamidad desde el monte de Efraín.
4:16 Decid a las naciones: He aquí, haced oír sobre Jerusalén: Guardas vienen de tierra lejana, y lanzarán su voz contra las ciudades de Judá.
4:17 Como guardas de campo estuvieron en derredor de ella, porque se rebeló contra mí, dice Jehová.
4:18 Tu camino y tus obras te hicieron esto; esta es tu maldad, por lo cual amargura penetrará hasta tu corazón.
4:19 ¡Mis entrañas, mis entrañas! Me duelen las fibras de mi corazón; mi corazón se agita dentro de mí; no callaré; porque sonido de trompeta has oído, oh alma mía, pregón de guerra.
4:20 Quebrantamiento sobre quebrantamiento es anunciado; porque toda la tierra es destruida; de repente son destruidas mis tiendas, en un momento mis cortinas.
4:21 ¿Hasta cuándo he de ver bandera, he de oír sonido de trompeta?
4:22 Porque mi pueblo es necio, no me conocieron; son hijos ignorantes y no son entendidos; sabios para hacer el mal, pero hacer el bien no supieron.
4:23 Miré a la tierra, y he aquí que estaba asolada y vacía; y a los cielos, y no había en ellos luz.
4:24 Miré a los montes, y he aquí que temblaban, y todos los collados fueron destruidos.
4:25 Miré, y no había hombre, y todas las aves del cielo se habían ido.
4:26 Miré, y he aquí el campo fértil era un desierto, y todas sus ciudades eran asoladas delante de Jehová, delante del ardor de su ira.
4:27 Porque así dijo Jehová: Toda la tierra será asolada; pero no la destruiré del todo.
4:28 Por esto se enlutará la tierra, y los cielos arriba se oscurecerán, porque hablé, lo pensé, y no me arrepentí, ni desistiré de ello.
4:29 Al estruendo de la gente de a caballo y de los flecheros huyó toda la ciudad; entraron en las espesuras de los bosques, y subieron a los peñascos; todas las ciudades fueron abandonadas, y no quedó en ellas morador alguno.
4:30 Y tú, destruida, ¿qué harás? Aunque te vistas de grana, aunque te adornes con atavíos de oro, aunque pintes con antimonio tus ojos, en vano te engalanas; te menospreciarán tus amantes, buscarán tu vida.
4:31 Porque oí una voz como de mujer que está de parto, angustia como de primeriza; voz de la hija de Sion que lamenta y extiende sus manos, diciendo: ¡Ay ahora de mí! que mi alma desmaya a causa de los asesinos.
Salmos Capítulo 120
120:1 A Jehová clamé estando en angustia,
Y él me respondió.
120:2 Libra mi alma, oh Jehová, del labio mentiroso,
Y de la lengua fraudulenta.
120:3 ¿Qué te dará, o qué te aprovechará,
Oh lengua engañosa?
120:4 Agudas saetas de valiente,
Con brasas de enebro.
120:5 ¡Ay de mí, que moro en Mesec,
Y habito entre las tiendas de Cedar!
120:6 Mucho tiempo ha morado mi alma
Con los que aborrecen la paz.
120:7 Yo soy pacífico;
Mas ellos, así que hablo, me hacen guerra.
1ra. a Timoteo Capítulo 05
5:21 Te encarezco delante de Dios y del Señor Jesucristo, y de sus ángeles escogidos, que guardes estas cosas sin prejuicios, no haciendo nada con parcialidad.
5:22 No impongas con ligereza las manos a ninguno, ni participes en pecados ajenos. Consérvate puro.
5:23 Ya no bebas agua, sino usa de un poco de vino por causa de tu estómago y de tus frecuentes enfermedades.
5:24 Los pecados de algunos hombres se hacen patentes antes que ellos vengan a juicio, mas a otros se les descubren después.
5:25 Asimismo se hacen manifiestas las buenas obras; y las que son de otra manera, no pueden permanecer ocultas.
1ra. a Timoteo Capítulo 06
6:1 Todos los que están bajo el yugo de esclavitud, tengan a sus amos por dignos de todo honor, para que no sea blasfemado el nombre de Dios y la doctrina.
6:2 Y los que tienen amos creyentes, no los tengan en menos por ser hermanos, sino sírvanles mejor, por cuanto son creyentes y amados los que se benefician de su buen servicio. Esto enseña y exhorta.
6:3 Si alguno enseña otra cosa, y no se conforma a las sanas palabras de nuestro Señor Jesucristo, y a la doctrina que es conforme a la piedad,
6:4 está envanecido, nada sabe, y delira acerca de cuestiones y contiendas de palabras, de las cuales nacen envidias, pleitos, blasfemias, malas sospechas,
6:5 disputas necias de hombres corruptos de entendimiento y privados de la verdad, que toman la piedad como fuente de ganancia; apártate de los tales.
6:6 Pero gran ganancia es la piedad acompañada de contentamiento;
6:7 porque nada hemos traído a este mundo, y sin duda nada podremos sacar.
6:8 Así que, teniendo sustento y abrigo, estemos contentos con esto.
6:9 Porque los que quieren enriquecerse caen en tentación y lazo, y en muchas codicias necias y dañosas, que hunden a los hombres en destrucción y perdición;
6:10 porque raíz de todos los males es el amor al dinero, el cual codiciando algunos, se extraviaron de la fe, y fueron traspasados de muchos dolores.6:11 Mas tú, oh hombre de Dios, huye de estas cosas, y sigue la justicia, la piedad, la fe, el amor, la paciencia, la mansedumbre.
6:12 Pelea la buena batalla de la fe, echa mano de la vida eterna, a la cual asimismo fuiste llamado, habiendo hecho la buena profesión delante de muchos testigos.
6:13 Te mando delante de Dios, que da vida a todas las cosas, y de Jesucristo, que dio testimonio de la buena profesión delante de Poncio Pilato,
6:14 que guardes el mandamiento sin mácula ni reprensión, hasta la aparición de nuestro Señor Jesucristo,
6:15 la cual a su tiempo mostrará el bienaventurado y solo Soberano, Rey de reyes, y Señor de señores,
6:16 el único que tiene inmortalidad, que habita en luz inaccesible; a quien ninguno de los hombres ha visto ni puede ver, al cual sea la honra y el imperio sempiterno. Amén.
6:17 A los ricos de este siglo manda que no sean altivos, ni pongan la esperanza en las riquezas, las cuales son inciertas, sino en el Dios vivo, que nos da todas las cosas en abundancia para que las disfrutemos.
6:18 Que hagan bien, que sean ricos en buenas obras, dadivosos, generosos;
6:19 atesorando para sí buen fundamento para lo por venir, que echen mano de la vida eterna.
6:20 Oh Timoteo, guarda lo que se te ha encomendado, evitando las profanas pláticas sobre cosas vanas, y los argumentos de la falsamente llamada ciencia,
6:21 la cual profesando algunos, se desviaron de la fe. La gracia sea contigo. Amén.
Jeremías Capítulo 03
3:1 Dicen: Si alguno dejare a su mujer, y yéndose ésta de él se juntare a otro hombre, ¿volverá a ella más? ¿No será tal tierra del todo amancillada? Tú, pues, has fornicado con muchos amigos; mas ¡vuélvete a mí! dice Jehová.
3:2 Alza tus ojos a las alturas, y ve en qué lugar no te hayas prostituido. Junto a los caminos te sentabas para ellos como árabe en el desierto, y con tus fornicaciones y con tu maldad has contaminado la tierra.
3:3 Por esta causa las aguas han sido detenidas, y faltó la lluvia tardía; y has tenido frente de ramera, y no quisiste tener vergüenza.
3:4 A lo menos desde ahora, ¿no me llamarás a mí, Padre mío, guiador de mi juventud?
3:5 ¿Guardará su enojo para siempre? ¿Eternamente lo guardará? He aquí que has hablado y hecho cuantas maldades pudiste.
3:6 Me dijo Jehová en días del rey Josías: ¿Has visto lo que ha hecho la rebelde Israel? Ella se va sobre todo monte alto y debajo de todo árbol frondoso, y allí fornica.
3:7 Y dije: Después de hacer todo esto, se volverá a mí; pero no se volvió, y lo vio su hermana la rebelde Judá.
3:8 Ella vio que por haber fornicado la rebelde Israel, yo la había despedido y dado carta de repudio; pero no tuvo temor la rebelde Judá su hermana, sino que también fue ella y fornicó.
3:9 Y sucedió que por juzgar ella cosa liviana su fornicación, la tierra fue contaminada, y adulteró con la piedra y con el leño.
3:10 Con todo esto, su hermana la rebelde Judá no se volvió a mí de todo corazón, sino fingidamente, dice Jehová.
3:11 Y me dijo Jehová: Ha resultado justa la rebelde Israel en comparación con la desleal Judá.
3:12 Ve y clama estas palabras hacia el norte, y di: Vuélvete, oh rebelde Israel, dice Jehová; no haré caer mi ira sobre ti, porque misericordioso soy yo, dice Jehová, no guardaré para siempre el enojo.
3:13 Reconoce, pues, tu maldad, porque contra Jehová tu Dios has prevaricado, y fornicaste con los extraños debajo de todo árbol frondoso, y no oíste mi voz, dice Jehová.
3:14 Convertíos, hijos rebeldes, dice Jehová, porque yo soy vuestro esposo; y os tomaré uno de cada ciudad, y dos de cada familia, y os introduciré en Sion;
3:15 y os daré pastores según mi corazón, que os apacienten con ciencia y con inteligencia.
3:16 Y acontecerá que cuando os multipliquéis y crezcáis en la tierra, en esos días, dice Jehová, no se dirá más: Arca del pacto de Jehová; ni vendrá al pensamiento, ni se acordarán de ella, ni la echarán de menos, ni se hará otra.
3:17 En aquel tiempo llamarán a Jerusalén: Trono de Jehová, y todas las naciones vendrán a ella en el nombre de Jehová en Jerusalén; ni andarán más tras la dureza de su malvado corazón.
3:18 En aquellos tiempos irán de la casa de Judá a la casa de Israel, y vendrán juntamente de la tierra del norte a la tierra que hice heredar a vuestros padres.
3:19 Yo preguntaba: ¿Cómo os pondré por hijos, y os daré la tierra deseable, la rica heredad de las naciones? Y dije: Me llamaréis: Padre mío, y no os apartaréis de en pos de mí.
3:20 Pero como la esposa infiel abandona a su compañero, así prevaricasteis contra mí, oh casa de Israel, dice Jehová.
3:21 Voz fue oída sobre las alturas, llanto de los ruegos de los hijos de Israel; porque han torcido su camino, de Jehová su Dios se han olvidado.
3:22 Convertíos, hijos rebeldes, y sanaré vuestras rebeliones. He aquí nosotros venimos a ti, porque tú eres Jehová nuestro Dios.
3:23 Ciertamente vanidad son los collados, y el bullicio sobre los montes; ciertamente en Jehová nuestro Dios está la salvación de Israel.
3:24 Confusión consumió el trabajo de nuestros padres desde nuestra juventud; sus ovejas, sus vacas, sus hijos y sus hijas.
3:25 Yacemos en nuestra confusión, y nuestra afrenta nos cubre; porque pecamos contra Jehová nuestro Dios, nosotros y nuestros padres, desde nuestra juventud y hasta este día, y no hemos escuchado la voz de Jehová nuestro Dios.
Jeremías Capítulo 04
4:1 Si te volvieres, oh Israel, dice Jehová, vuélvete a mí. Y si quitares de delante de mí tus abominaciones, y no anduvieres de acá para allá,
4:2 y jurares: Vive Jehová, en verdad, en juicio y en justicia, entonces las naciones serán benditas en él, y en él se gloriarán.
4:3 Porque así dice Jehová a todo varón de Judá y de Jerusalén: Arad campo para vosotros, y no sembréis entre espinos.
4:4 Circuncidaos a Jehová, y quitad el prepucio de vuestro corazón, varones de Judá y moradores de Jerusalén; no sea que mi ira salga como fuego, y se encienda y no haya quien la apague, por la maldad de vuestras obras.
4:5 Anunciad en Judá, y proclamad en Jerusalén, y decid: Tocad trompeta en la tierra; pregonad, juntaos, y decid: Reuníos, y entrémonos en las ciudades fortificadas.
4:6 Alzad bandera en Sion, huid, no os detengáis; porque yo hago venir mal del norte, y quebrantamiento grande.
4:7 El león sube de la espesura, y el destruidor de naciones está en marcha, y ha salido de su lugar para poner tu tierra en desolación; tus ciudades quedarán asoladas y sin morador.
4:8 Por esto vestíos de cilicio, endechad y aullad; porque la ira de Jehová no se ha apartado de nosotros.
4:9 En aquel día, dice Jehová, desfallecerá el corazón del rey y el corazón de los príncipes, y los sacerdotes estarán atónitos, y se maravillarán los profetas.
4:10 Y dije: ¡Ay, ay, Jehová Dios! Verdaderamente en gran manera has engañado a este pueblo y a Jerusalén, diciendo: Paz tendréis; pues la espada ha venido hasta el alma.
4:11 En aquel tiempo se dirá a este pueblo y a Jerusalén: Viento seco de las alturas del desierto vino a la hija de mi pueblo, no para aventar, ni para limpiar.
4:12 Viento más vehemente que este vendrá a mí; y ahora yo pronunciaré juicios contra ellos.
4:13 He aquí que subirá como nube, y su carro como torbellino; más ligeros son sus caballos que las águilas. ¡Ay de nosotros, porque entregados somos a despojo!
4:14 Lava tu corazón de maldad, oh Jerusalén, para que seas salva. ¿Hasta cuándo permitirás en medio de ti los pensamientos de iniquidad?
4:15 Porque una voz trae las nuevas desde Dan, y hace oír la calamidad desde el monte de Efraín.
4:16 Decid a las naciones: He aquí, haced oír sobre Jerusalén: Guardas vienen de tierra lejana, y lanzarán su voz contra las ciudades de Judá.
4:17 Como guardas de campo estuvieron en derredor de ella, porque se rebeló contra mí, dice Jehová.
4:18 Tu camino y tus obras te hicieron esto; esta es tu maldad, por lo cual amargura penetrará hasta tu corazón.
4:19 ¡Mis entrañas, mis entrañas! Me duelen las fibras de mi corazón; mi corazón se agita dentro de mí; no callaré; porque sonido de trompeta has oído, oh alma mía, pregón de guerra.
4:20 Quebrantamiento sobre quebrantamiento es anunciado; porque toda la tierra es destruida; de repente son destruidas mis tiendas, en un momento mis cortinas.
4:21 ¿Hasta cuándo he de ver bandera, he de oír sonido de trompeta?
4:22 Porque mi pueblo es necio, no me conocieron; son hijos ignorantes y no son entendidos; sabios para hacer el mal, pero hacer el bien no supieron.
4:23 Miré a la tierra, y he aquí que estaba asolada y vacía; y a los cielos, y no había en ellos luz.
4:24 Miré a los montes, y he aquí que temblaban, y todos los collados fueron destruidos.
4:25 Miré, y no había hombre, y todas las aves del cielo se habían ido.
4:26 Miré, y he aquí el campo fértil era un desierto, y todas sus ciudades eran asoladas delante de Jehová, delante del ardor de su ira.
4:27 Porque así dijo Jehová: Toda la tierra será asolada; pero no la destruiré del todo.
4:28 Por esto se enlutará la tierra, y los cielos arriba se oscurecerán, porque hablé, lo pensé, y no me arrepentí, ni desistiré de ello.
4:29 Al estruendo de la gente de a caballo y de los flecheros huyó toda la ciudad; entraron en las espesuras de los bosques, y subieron a los peñascos; todas las ciudades fueron abandonadas, y no quedó en ellas morador alguno.
4:30 Y tú, destruida, ¿qué harás? Aunque te vistas de grana, aunque te adornes con atavíos de oro, aunque pintes con antimonio tus ojos, en vano te engalanas; te menospreciarán tus amantes, buscarán tu vida.
4:31 Porque oí una voz como de mujer que está de parto, angustia como de primeriza; voz de la hija de Sion que lamenta y extiende sus manos, diciendo: ¡Ay ahora de mí! que mi alma desmaya a causa de los asesinos.
Salmos Capítulo 120
120:1 A Jehová clamé estando en angustia,
Y él me respondió.
120:2 Libra mi alma, oh Jehová, del labio mentiroso,
Y de la lengua fraudulenta.
120:3 ¿Qué te dará, o qué te aprovechará,
Oh lengua engañosa?
120:4 Agudas saetas de valiente,
Con brasas de enebro.
120:5 ¡Ay de mí, que moro en Mesec,
Y habito entre las tiendas de Cedar!
120:6 Mucho tiempo ha morado mi alma
Con los que aborrecen la paz.
120:7 Yo soy pacífico;
Mas ellos, así que hablo, me hacen guerra.
sábado, 3 de noviembre de 2012
1 Ti 5.1-20,Jer 1-2, Sal 119.145-176
LECTURA PARA EL DIA 03 DE NOVIEMBRE
1ra. a Timoteo Capítulo 05
5:1 No reprendas al anciano, sino exhórtale como a padre; a los más jóvenes, como a hermanos;
5:2 a las ancianas, como a madres; a las jovencitas, como a hermanas, con toda pureza.
5:3 Honra a las viudas que en verdad lo son.
5:4 Pero si alguna viuda tiene hijos, o nietos, aprendan éstos primero a ser piadosos para con su propia familia, y a recompensar a sus padres; porque esto es lo bueno y agradable delante de Dios.
5:5 Mas la que en verdad es viuda y ha quedado sola, espera en Dios, y es diligente en súplicas y oraciones noche y día.
5:6 Pero la que se entrega a los placeres, viviendo está muerta.
5:7 Manda también estas cosas, para que sean irreprensibles;
5:8 porque si alguno no provee para los suyos, y mayormente para los de su casa, ha negado la fe, y es peor que un incrédulo.
5:9 Sea puesta en la lista sólo la viuda no menor de sesenta años, que haya sido esposa de un solo marido,
5:10 que tenga testimonio de buenas obras; si ha criado hijos; si ha practicado la hospitalidad; si ha lavado los pies de los santos; si ha socorrido a los afligidos; si ha practicado toda buena obra.
5:11 Pero viudas más jóvenes no admitas; porque cuando, impulsadas por sus deseos, se rebelan contra Cristo, quieren casarse,
5:12 incurriendo así en condenación, por haber quebrantado su primera fe.
5:13 Y también aprenden a ser ociosas, andando de casa en casa; y no solamente ociosas, sino también chismosas y entremetidas, hablando lo que no debieran.
5:14 Quiero, pues, que las viudas jóvenes se casen, críen hijos, gobiernen su casa; que no den al adversario ninguna ocasión de maledicencia.
5:15 Porque ya algunas se han apartado en pos de Satanás.
5:16 Si algún creyente o alguna creyente tiene viudas, que las mantenga, y no sea gravada la iglesia, a fin de que haya lo suficiente para las que en verdad son viudas.
5:17 Los ancianos que gobiernan bien, sean tenidos por dignos de doble honor, mayormente los que trabajan en predicar y enseñar.
5:18 Pues la Escritura dice: No pondrás bozal al buey que trilla; y: Digno es el obrero de su salario.
5:19 Contra un anciano no admitas acusación sino con dos o tres testigos.
5:20 A los que persisten en pecar, repréndelos delante de todos, para que los demás también teman.
Jeremías Capítulo 01
1:1 Las palabras de Jeremías hijo de Hilcías, de los sacerdotes que estuvieron en Anatot, en tierra de Benjamín.
1:2 Palabra de Jehová que le vino en los días de Josías hijo de Amón, rey de Judá, en el año decimotercero de su reinado.
1:3 Le vino también en días de Joacim hijo de Josías, rey de Judá, hasta el fin del año undécimo de Sedequías hijo de Josías, rey de Judá, hasta la cautividad de Jerusalén en el mes quinto.
1:4 Vino, pues, palabra de Jehová a mí, diciendo:
1:5 Antes que te formase en el vientre te conocí, y antes que nacieses te santifiqué, te di por profeta a las naciones.
1:6 Y yo dije: ¡Ah! ¡ah, Señor Jehová! He aquí, no sé hablar, porque soy niño.
1:7 Y me dijo Jehová: No digas: Soy un niño; porque a todo lo que te envíe irás tú, y dirás todo lo que te mande.
1:8 No temas delante de ellos, porque contigo estoy para librarte, dice Jehová.
1:9 Y extendió Jehová su mano y tocó mi boca, y me dijo Jehová: He aquí he puesto mis palabras en tu boca.
1:10 Mira que te he puesto en este día sobre naciones y sobre reinos, para arrancar y para destruir, para arruinar y para derribar, para edificar y para plantar.
1:11 La palabra de Jehová vino a mí, diciendo: ¿Qué ves tú, Jeremías? Y dije: Veo una vara de almendro.
1:12 Y me dijo Jehová: Bien has visto; porque yo apresuro mi palabra para ponerla por obra.
1:13 Vino a mí la palabra de Jehová por segunda vez, diciendo: ¿Qué ves tú? Y dije: Veo una olla que hierve; y su faz está hacia el norte.
1:14 Me dijo Jehová: Del norte se soltará el mal sobre todos los moradores de esta tierra.
1:15 Porque he aquí que yo convoco a todas las familias de los reinos del norte, dice Jehová; y vendrán, y pondrá cada uno su campamento a la entrada de las puertas de Jerusalén, y junto a todos sus muros en derredor, y contra todas las ciudades de Judá.
1:16 Y a causa de toda su maldad, proferiré mis juicios contra los que me dejaron, e incensaron a dioses extraños, y la obra de sus manos adoraron.
1:17 Tú, pues, ciñe tus lomos, levántate, y háblales todo cuanto te mande; no temas delante de ellos, para que no te haga yo quebrantar delante de ellos.
1:18 Porque he aquí que yo te he puesto en este día como ciudad fortificada, como columna de hierro, y como muro de bronce contra toda esta tierra, contra los reyes de Judá, sus príncipes, sus sacerdotes, y el pueblo de la tierra.
1:19 Y pelearán contra ti, pero no te vencerán; porque yo estoy contigo, dice Jehová, para librarte.
Jeremías Capítulo 02
2:1 Vino a mí palabra de Jehová, diciendo:
2:2 Anda y clama a los oídos de Jerusalén, diciendo: Así dice Jehová: Me he acordado de ti, de la fidelidad de tu juventud, del amor de tu desposorio, cuando andabas en pos de mí en el desierto, en tierra no sembrada.
2:3 Santo era Israel a Jehová, primicias de sus nuevos frutos. Todos los que le devoraban eran culpables; mal venía sobre ellos, dice Jehová.
2:4 Oíd la palabra de Jehová, casa de Jacob, y todas las familias de la casa de Israel.
2:5 Así dijo Jehová: ¿Qué maldad hallaron en mí vuestros padres, que se alejaron de mí, y se fueron tras la vanidad y se hicieron vanos?
2:6 Y no dijeron: ¿Dónde está Jehová, que nos hizo subir de la tierra de Egipto, que nos condujo por el desierto, por una tierra desierta y despoblada, por tierra seca y de sombra de muerte, por una tierra por la cual no pasó varón, ni allí habitó hombre?
2:7 Y os introduje en tierra de abundancia, para que comieseis su fruto y su bien; pero entrasteis y contaminasteis mi tierra, e hicisteis abominable mi heredad.
2:8 Los sacerdotes no dijeron: ¿Dónde está Jehová? y los que tenían la ley no me conocieron; y los pastores se rebelaron contra mí, y los profetas profetizaron en nombre de Baal, y anduvieron tras lo que no aprovecha.
2:9 Por tanto, contenderé aún con vosotros, dijo Jehová, y con los hijos de vuestros hijos pleitearé.
2:10 Porque pasad a las costas de Quitim y mirad; y enviad a Cedar, y considerad cuidadosamente, y ved si se ha hecho cosa semejante a esta.
2:11 ¿Acaso alguna nación ha cambiado sus dioses, aunque ellos no son dioses? Sin embargo, mi pueblo ha trocado su gloria por lo que no aprovecha.
2:12 Espantaos, cielos, sobre esto, y horrorizaos; desolaos en gran manera, dijo Jehová.
2:13 Porque dos males ha hecho mi pueblo: me dejaron a mí, fuente de agua viva, y cavaron para sí cisternas, cisternas rotas que no retienen agua.
2:14 ¿Es Israel siervo? ¿es esclavo? ¿Por qué ha venido a ser presa?
2:15 Los cachorros del león rugieron contra él, alzaron su voz, y asolaron su tierra; quemadas están sus ciudades, sin morador.
2:16 Aun los hijos de Menfis y de Tafnes te quebrantaron la coronilla.
2:17 ¿No te acarreó esto el haber dejado a Jehová tu Dios, cuando te conducía por el camino?
2:18 Ahora, pues, ¿qué tienes tú en el camino de Egipto, para que bebas agua del Nilo? ¿Y qué tienes tú en el camino de Asiria, para que bebas agua del Eufrates?
2:19 Tu maldad te castigará, y tus rebeldías te condenarán; sabe, pues, y ve cuán malo y amargo es el haber dejado tú a Jehová tu Dios, y faltar mi temor en ti, dice el Señor, Jehová de los ejércitos.
2:20 Porque desde muy atrás rompiste tu yugo y tus ataduras, y dijiste: No serviré. Con todo eso, sobre todo collado alto y debajo de todo árbol frondoso te echabas como ramera.
2:21 Te planté de vid escogida, simiente verdadera toda ella; ¿cómo, pues, te me has vuelto sarmiento de vid extraña?
2:22 Aunque te laves con lejía, y amontones jabón sobre ti, la mancha de tu pecado permanecerá aún delante de mí, dijo Jehová el Señor.
2:23 ¿Cómo puedes decir: No soy inmunda, nunca anduve tras los baales? Mira tu proceder en el valle, conoce lo que has hecho, dromedaria ligera que tuerce su camino,
2:24 asna montés acostumbrada al desierto, que en su ardor olfatea el viento. De su lujuria, ¿quién la detendrá? Todos los que la buscaren no se fatigarán, porque en el tiempo de su celo la hallarán.
2:25 Guarda tus pies de andar descalzos, y tu garganta de la sed. Mas dijiste: No hay remedio en ninguna manera, porque a extraños he amado, y tras ellos he de ir.
2:26 Como se avergüenza el ladrón cuando es descubierto, así se avergonzará la casa de Israel, ellos, sus reyes, sus príncipes, sus sacerdotes y sus profetas,
2:27 que dicen a un leño: Mi padre eres tú; y a una piedra: Tú me has engendrado. Porque me volvieron la cerviz, y no el rostro; y en el tiempo de su calamidad dicen: Levántate, y líbranos.
2:28 ¿Y dónde están tus dioses que hiciste para ti? Levántense ellos, a ver si te podrán librar en el tiempo de tu aflicción; porque según el número de tus ciudades, oh Judá, fueron tus dioses.
2:29 ¿Por qué porfías conmigo? Todos vosotros prevaricasteis contra mí, dice Jehová.
2:30 En vano he azotado a vuestros hijos; no han recibido corrección. Vuestra espada devoró a vuestros profetas como león destrozador.
2:31 ¡Oh generación! atended vosotros a la palabra de Jehová. ¿He sido yo un desierto para Israel, o tierra de tinieblas? ¿Por qué ha dicho mi pueblo: Somos libres; nunca más vendremos a ti?
2:32 ¿Se olvida la virgen de su atavío, o la desposada de sus galas? Pero mi pueblo se ha olvidado de mí por innumerables días.
2:33 ¿Por qué adornas tu camino para hallar amor? Aun a las malvadas enseñaste tus caminos.
2:34 Aun en tus faldas se halló la sangre de los pobres, de los inocentes. No los hallaste en ningún delito; sin embargo, en todas estas cosas dices:
2:35 Soy inocente, de cierto su ira se apartó de mí. He aquí yo entraré en juicio contigo, porque dijiste: No he pecado.
2:36 ¿Para qué discurres tanto, cambiando tus caminos? También serás avergonzada de Egipto, como fuiste avergonzada de Asiria.
2:37 También de allí saldrás con tus manos sobre tu cabeza, porque Jehová desechó a aquellos en quienes tú confiabas, y no prosperarás por ellos.
Salmos Capítulo 119
119:145 Clamé con todo mi corazón; respóndeme, Jehová,
Y guardaré tus estatutos.
119:146 A ti clamé; sálvame,
Y guardaré tus testimonios.
119:147 Me anticipé al alba, y clamé;
Esperé en tu palabra.
119:148 Se anticiparon mis ojos a las vigilias de la noche,
Para meditar en tus mandatos.
119:149 Oye mi voz conforme a tu misericordia;
Oh Jehová, vivifícame conforme a tu juicio.
119:150 Se acercaron a la maldad los que me persiguen;
Se alejaron de tu ley.
119:151 Cercano estás tú, oh Jehová,
Y todos tus mandamientos son verdad.
119:152 Hace ya mucho que he entendido tus testimonios,
Que para siempre los has establecido.
Resh
119:153 Mira mi aflicción, y líbrame,
Porque de tu ley no me he olvidado.
119:154 Defiende mi causa, y redímeme;
Vivifícame con tu palabra.
119:155 Lejos está de los impíos la salvación,
Porque no buscan tus estatutos.
119:156 Muchas son tus misericordias, oh Jehová;
Vivifícame conforme a tus juicios.
119:157 Muchos son mis perseguidores y mis enemigos,
Mas de tus testimonios no me he apartado.
119:158 Veía a los prevaricadores, y me disgustaba,
Porque no guardaban tus palabras.
119:159 Mira, oh Jehová, que amo tus mandamientos;
Vivifícame conforme a tu misericordia.
119:160 La suma de tu palabra es verdad,
Y eterno es todo juicio de tu justicia.
Sin
119:161 Príncipes me han perseguido sin causa,
Pero mi corazón tuvo temor de tus palabras.
119:162 Me regocijo en tu palabra
Como el que halla muchos despojos.
119:163 La mentira aborrezco y abomino;
Tu ley amo.
119:164 Siete veces al día te alabo
A causa de tus justos juicios.
119:165 Mucha paz tienen los que aman tu ley,
Y no hay para ellos tropiezo.
119:166 Tu salvación he esperado, oh Jehová,
Y tus mandamientos he puesto por obra.
119:167 Mi alma ha guardado tus testimonios,
Y los he amado en gran manera.
119:168 He guardado tus mandamientos y tus testimonios,
Porque todos mis caminos están delante de ti.
Tau
119:169 Llegue mi clamor delante de ti, oh Jehová;
Dame entendimiento conforme a tu palabra.
119:170 LLegue mi oración delante de ti;
Líbrame conforme a tu dicho.
119:171 Mis labios rebosarán alabanza
Cuando me enseñes tus estatutos.
119:172 Hablará mi lengua tus dichos,
Porque todos tus mandamientos son justicia.
119:173 Esté tu mano pronta para socorrerme,
Porque tus mandamientos he escogido.
119:174 He deseado tu salvación, oh Jehová,
Y tu ley es mi delicia.
119:175 Viva mi alma y te alabe,
Y tus juicios me ayuden.
119:176 Yo anduve errante como oveja extraviada; busca a tu siervo,
Porque no me he olvidado de tus mandamientos.
viernes, 2 de noviembre de 2012
1Ti 4, Is 38-39, Sal 119.121-144
LECTURA PARA EL DIA 02 DE NOVIEMBRE
1ra. a Timoteo Capítulo 04
4:1 Pero el Espíritu dice claramente que en los postreros tiempos algunos apostatarán de la fe, escuchando a espíritus engañadores y a doctrinas de demonios;
4:2 por la hipocresía de mentirosos que, teniendo cauterizada la conciencia,
4:3 prohibirán casarse, y mandarán abstenerse de alimentos que Dios creó para que con acción de gracias participasen de ellos los creyentes y los que han conocido la verdad.
4:4 Porque todo lo que Dios creó es bueno, y nada es de desecharse, si se toma con acción de gracias;
4:5 porque por la palabra de Dios y por la oración es santificado.
4:6 Si esto enseñas a los hermanos, serás buen ministro de Jesucristo, nutrido con las palabras de la fe y de la buena doctrina que has seguido.
4:7 Desecha las fábulas profanas y de viejas. Ejercítate para la piedad;
4:8 porque el ejercicio corporal para poco es provechoso, pero la piedad para todo aprovecha, pues tiene promesa de esta vida presente, y de la venidera.
4:9 Palabra fiel es esta, y digna de ser recibida por todos.
4:10 que por esto mismo trabajamos y sufrimos oprobios, porque esperamos en el Dios viviente, que es el Salvador de todos los hombres, mayormente de los que creen.
4:11 Esto manda y enseña.
4:12 Ninguno tenga en poco tu juventud, sino sé ejemplo de los creyentes en palabra, conducta, amor, espíritu, fe y pureza.
4:13 Entre tanto que voy, ocúpate en la lectura, la exhortación y la enseñanza.
4:14 No descuides el don que hay en ti, que te fue dado mediante profecía con la imposición de las manos del presbiterio.
4:15 Ocúpate en estas cosas; permanece en ellas, para que tu aprovechamiento sea manifiesto a todos.
4:16 Ten cuidado de ti mismo y de la doctrina; persiste en ello, pues haciendo esto, te salvarás a ti mismo y a los que te oyeren.
Isaías
Capítulo 38
38:1 En aquellos días Ezequías enfermó de muerte. Y vino a él el profeta Isaías hijo de Amoz, y le dijo: Jehová dice así: Ordena tu casa, porque morirás, y no vivirás.
38:2 Entonces volvió Ezequías su rostro a la pared, e hizo oración a Jehová,
38:3 y dijo: Oh Jehová, te ruego que te acuerdes ahora que he andado delante de ti en verdad y con íntegro corazón, y que he hecho lo que ha sido agradable delante de tus ojos. Y lloró Ezequías con gran lloro.
38:4 Entonces vino palabra de Jehová a Isaías, diciendo:
38:5 Ve y di a Ezequías: Jehová Dios de David tu padre dice así: He oído tu oración, y visto tus lágrimas; he aquí que yo añado a tus días quince años.
38:6 Y te libraré a ti y a esta ciudad, de mano del rey de Asiria; y a esta ciudad ampararé.
38:7 Y esto te será señal de parte de Jehová, que Jehová hará esto que ha dicho:
38:8 He aquí yo haré volver la sombra por los grados que ha descendido con el sol, en el reloj de Acaz, diez grados atrás. Y volvió el sol diez grados atrás, por los cuales había ya descendido.
38:9 Escritura de Ezequías rey de Judá, de cuando enfermó y sanó de su enfermedad:
38:10 Yo dije: A la mitad de mis días iré a las puertas del Seol; privado soy del resto de mis años.
38:11 Dije: No veré a JAH, a JAH en la tierra de los vivientes; ya no veré más hombre con los moradores del mundo.
38:12 Mi morada ha sido movida y traspasada de mí, como tienda de pastor. Como tejedor corté mi vida; me cortará con la enfermedad; me consumirás entre el día y la noche.
38:13 Contaba yo hasta la mañana. Como un león molió todos mis huesos; de la mañana a la noche me acabarás.
38:14 Como la grulla y como la golondrina me quejaba; gemía como la paloma; alzaba en alto mis ojos. Jehová, violencia padezco; fortaléceme.
38:15 ¿Qué diré? El que me lo dijo, él mismo lo ha hecho. Andaré humildemente todos mis años, a causa de aquella amargura de mi alma.
38:16 Oh Señor, por todas estas cosas los hombres vivirán, y en todas ellas está la vida de mi espíritu; pues tú me restablecerás, y harás que viva.
38:17 He aquí, amargura grande me sobrevino en la paz, mas a ti agradó librar mi vida del hoyo de corrupción; porque echaste tras tus espaldas todos mis pecados.
38:18 Porque el Seol no te exaltará, ni te alabará la muerte; ni los que descienden al sepulcro esperarán tu verdad.
38:19 El que vive, el que vive, éste te dará alabanza, como yo hoy; el padre hará notoria tu verdad a los hijos.
38:20 Jehová me salvará; por tanto cantaremos nuestros cánticos en la casa de Jehová todos los días de nuestra vida.
38:21 Y había dicho Isaías: Tomen masa de higos, y pónganla en la llaga, y sanará.
38:22 Había asimismo dicho Ezequías: ¿Qué señal tendré de que subiré a la casa de Jehová?
Isaías
Capítulo 39
39:1 En aquel tiempo Merodac-baladán hijo de Baladán, rey de Babilonia, envió cartas y presentes a Ezequías; porque supo que había estado enfermo, y que había convalecido.
39:2 Y se regocijó con ellos Ezequías, y les mostró la casa de su tesoro, plata y oro, especias, ungüentos preciosos, toda su casa de armas, y todo lo que se hallaba en sus tesoros; no hubo cosa en su casa y en todos sus dominios, que Ezequías no les mostrase.
39:3 Entonces el profeta Isaías vino al rey Ezequías, y le dijo: ¿Qué dicen estos hombres, y de dónde han venido a ti? Y Ezequías respondió: De tierra muy lejana han venido a mí, de Babilonia.
39:4 Dijo entonces: ¿Qué han visto en tu casa? Y dijo Ezequías: Todo lo que hay en mi casa han visto, y ninguna cosa hay en mis tesoros que no les haya mostrado.
39:5 Entonces dijo Isaías a Ezequías: Oye palabra de Jehová de los ejércitos:
39:6 He aquí vienen días en que será llevado a Babilonia todo lo que hay en tu casa, y lo que tus padres han atesorado hasta hoy; ninguna cosa quedará, dice Jehová.
39:7 De tus hijos que saldrán de ti, y que habrás engendrado, tomarán, y serán eunucos en el palacio del rey de Babilonia.
39:8 Y dijo Ezequías a Isaías: La palabra de Jehová que has hablado es buena. Y añadió: A lo menos, haya paz y seguridad en mis días.
Salmos Capítulo 119
19:121 Juicio y justicia he hecho;
No me abandones a mis opresores.
119:122 Afianza a tu siervo para bien;
No permitas que los soberbios me opriman.
119:123 Mis ojos desfallecieron por tu salvación,
Y por la palabra de tu justicia.
119:124 Haz con tu siervo según tu misericordia,
Y enséñame tus estatutos.
119:125 Tu siervo soy yo, dame entendimiento
Para conocer tus testimonios.
119:126 Tiempo es de actuar, oh Jehová,
Porque han invalidado tu ley.
119:127 Por eso he amado tus mandamientos
Más que el oro, y más que oro muy puro.
119:128 Por eso estimé rectos todos tus mandamientos sobre todas las cosas,
Y aborrecí todo camino de mentira.
Pe
119:129 Maravillosos son tus testimonios;
Por tanto, los ha guardado mi alma.
119:130 La exposición de tus palabras alumbra;
Hace entender a los simples.
119:131 Mi boca abrí y suspiré,
Porque deseaba tus mandamientos.
119:132 Mírame, y ten misericordia de mí,
Como acostumbras con los que aman tu nombre.
119:133 Ordena mis pasos con tu palabra,
Y ninguna iniquidad se enseñoree de mí.
119:134 Líbrame de la violencia de los hombres,
Y guardaré tus mandamientos.
119:135 Haz que tu rostro resplandezca sobre tu siervo,
Y enséñame tus estatutos.
119:136 Ríos de agua descendieron de mis ojos,
Porque no guardaban tu ley.
119:137 Justo eres tú, oh Jehová,
Y rectos tus juicios.
119:138 Tus testimonios, que has recomendado,
Son rectos y muy fieles.
119:139 Mi celo me ha consumido,
Porque mis enemigos se olvidaron de tus palabras.
119:140 Sumamente pura es tu palabra,
Y la ama tu siervo.
119:141 Pequeño soy yo, y desechado,
Mas no me he olvidado de tus mandamientos.
119:142 Tu justicia es justicia eterna,
Y tu ley la verdad.
119:143 Aflicción y angustia se han apoderado de mí,
Mas tus mandamientos fueron mi delicia.
119:144 Justicia eterna son tus testimonios;
Dame entendimiento, y viviré.
1ra. a Timoteo Capítulo 04
4:1 Pero el Espíritu dice claramente que en los postreros tiempos algunos apostatarán de la fe, escuchando a espíritus engañadores y a doctrinas de demonios;
4:2 por la hipocresía de mentirosos que, teniendo cauterizada la conciencia,
4:3 prohibirán casarse, y mandarán abstenerse de alimentos que Dios creó para que con acción de gracias participasen de ellos los creyentes y los que han conocido la verdad.
4:4 Porque todo lo que Dios creó es bueno, y nada es de desecharse, si se toma con acción de gracias;
4:5 porque por la palabra de Dios y por la oración es santificado.
4:6 Si esto enseñas a los hermanos, serás buen ministro de Jesucristo, nutrido con las palabras de la fe y de la buena doctrina que has seguido.
4:7 Desecha las fábulas profanas y de viejas. Ejercítate para la piedad;
4:8 porque el ejercicio corporal para poco es provechoso, pero la piedad para todo aprovecha, pues tiene promesa de esta vida presente, y de la venidera.
4:9 Palabra fiel es esta, y digna de ser recibida por todos.
4:10 que por esto mismo trabajamos y sufrimos oprobios, porque esperamos en el Dios viviente, que es el Salvador de todos los hombres, mayormente de los que creen.
4:11 Esto manda y enseña.
4:12 Ninguno tenga en poco tu juventud, sino sé ejemplo de los creyentes en palabra, conducta, amor, espíritu, fe y pureza.
4:13 Entre tanto que voy, ocúpate en la lectura, la exhortación y la enseñanza.
4:14 No descuides el don que hay en ti, que te fue dado mediante profecía con la imposición de las manos del presbiterio.
4:15 Ocúpate en estas cosas; permanece en ellas, para que tu aprovechamiento sea manifiesto a todos.
4:16 Ten cuidado de ti mismo y de la doctrina; persiste en ello, pues haciendo esto, te salvarás a ti mismo y a los que te oyeren.
Isaías
Capítulo 38
38:1 En aquellos días Ezequías enfermó de muerte. Y vino a él el profeta Isaías hijo de Amoz, y le dijo: Jehová dice así: Ordena tu casa, porque morirás, y no vivirás.
38:2 Entonces volvió Ezequías su rostro a la pared, e hizo oración a Jehová,
38:3 y dijo: Oh Jehová, te ruego que te acuerdes ahora que he andado delante de ti en verdad y con íntegro corazón, y que he hecho lo que ha sido agradable delante de tus ojos. Y lloró Ezequías con gran lloro.
38:4 Entonces vino palabra de Jehová a Isaías, diciendo:
38:5 Ve y di a Ezequías: Jehová Dios de David tu padre dice así: He oído tu oración, y visto tus lágrimas; he aquí que yo añado a tus días quince años.
38:6 Y te libraré a ti y a esta ciudad, de mano del rey de Asiria; y a esta ciudad ampararé.
38:7 Y esto te será señal de parte de Jehová, que Jehová hará esto que ha dicho:
38:8 He aquí yo haré volver la sombra por los grados que ha descendido con el sol, en el reloj de Acaz, diez grados atrás. Y volvió el sol diez grados atrás, por los cuales había ya descendido.
38:9 Escritura de Ezequías rey de Judá, de cuando enfermó y sanó de su enfermedad:
38:10 Yo dije: A la mitad de mis días iré a las puertas del Seol; privado soy del resto de mis años.
38:11 Dije: No veré a JAH, a JAH en la tierra de los vivientes; ya no veré más hombre con los moradores del mundo.
38:12 Mi morada ha sido movida y traspasada de mí, como tienda de pastor. Como tejedor corté mi vida; me cortará con la enfermedad; me consumirás entre el día y la noche.
38:13 Contaba yo hasta la mañana. Como un león molió todos mis huesos; de la mañana a la noche me acabarás.
38:14 Como la grulla y como la golondrina me quejaba; gemía como la paloma; alzaba en alto mis ojos. Jehová, violencia padezco; fortaléceme.
38:15 ¿Qué diré? El que me lo dijo, él mismo lo ha hecho. Andaré humildemente todos mis años, a causa de aquella amargura de mi alma.
38:16 Oh Señor, por todas estas cosas los hombres vivirán, y en todas ellas está la vida de mi espíritu; pues tú me restablecerás, y harás que viva.
38:17 He aquí, amargura grande me sobrevino en la paz, mas a ti agradó librar mi vida del hoyo de corrupción; porque echaste tras tus espaldas todos mis pecados.
38:18 Porque el Seol no te exaltará, ni te alabará la muerte; ni los que descienden al sepulcro esperarán tu verdad.
38:19 El que vive, el que vive, éste te dará alabanza, como yo hoy; el padre hará notoria tu verdad a los hijos.
38:20 Jehová me salvará; por tanto cantaremos nuestros cánticos en la casa de Jehová todos los días de nuestra vida.
38:21 Y había dicho Isaías: Tomen masa de higos, y pónganla en la llaga, y sanará.
38:22 Había asimismo dicho Ezequías: ¿Qué señal tendré de que subiré a la casa de Jehová?
Isaías
Capítulo 39
39:1 En aquel tiempo Merodac-baladán hijo de Baladán, rey de Babilonia, envió cartas y presentes a Ezequías; porque supo que había estado enfermo, y que había convalecido.
39:2 Y se regocijó con ellos Ezequías, y les mostró la casa de su tesoro, plata y oro, especias, ungüentos preciosos, toda su casa de armas, y todo lo que se hallaba en sus tesoros; no hubo cosa en su casa y en todos sus dominios, que Ezequías no les mostrase.
39:3 Entonces el profeta Isaías vino al rey Ezequías, y le dijo: ¿Qué dicen estos hombres, y de dónde han venido a ti? Y Ezequías respondió: De tierra muy lejana han venido a mí, de Babilonia.
39:4 Dijo entonces: ¿Qué han visto en tu casa? Y dijo Ezequías: Todo lo que hay en mi casa han visto, y ninguna cosa hay en mis tesoros que no les haya mostrado.
39:5 Entonces dijo Isaías a Ezequías: Oye palabra de Jehová de los ejércitos:
39:6 He aquí vienen días en que será llevado a Babilonia todo lo que hay en tu casa, y lo que tus padres han atesorado hasta hoy; ninguna cosa quedará, dice Jehová.
39:7 De tus hijos que saldrán de ti, y que habrás engendrado, tomarán, y serán eunucos en el palacio del rey de Babilonia.
39:8 Y dijo Ezequías a Isaías: La palabra de Jehová que has hablado es buena. Y añadió: A lo menos, haya paz y seguridad en mis días.
Salmos Capítulo 119
19:121 Juicio y justicia he hecho;
No me abandones a mis opresores.
119:122 Afianza a tu siervo para bien;
No permitas que los soberbios me opriman.
119:123 Mis ojos desfallecieron por tu salvación,
Y por la palabra de tu justicia.
119:124 Haz con tu siervo según tu misericordia,
Y enséñame tus estatutos.
119:125 Tu siervo soy yo, dame entendimiento
Para conocer tus testimonios.
119:126 Tiempo es de actuar, oh Jehová,
Porque han invalidado tu ley.
119:127 Por eso he amado tus mandamientos
Más que el oro, y más que oro muy puro.
119:128 Por eso estimé rectos todos tus mandamientos sobre todas las cosas,
Y aborrecí todo camino de mentira.
Pe
119:129 Maravillosos son tus testimonios;
Por tanto, los ha guardado mi alma.
119:130 La exposición de tus palabras alumbra;
Hace entender a los simples.
119:131 Mi boca abrí y suspiré,
Porque deseaba tus mandamientos.
119:132 Mírame, y ten misericordia de mí,
Como acostumbras con los que aman tu nombre.
119:133 Ordena mis pasos con tu palabra,
Y ninguna iniquidad se enseñoree de mí.
119:134 Líbrame de la violencia de los hombres,
Y guardaré tus mandamientos.
119:135 Haz que tu rostro resplandezca sobre tu siervo,
Y enséñame tus estatutos.
119:136 Ríos de agua descendieron de mis ojos,
Porque no guardaban tu ley.
119:137 Justo eres tú, oh Jehová,
Y rectos tus juicios.
119:138 Tus testimonios, que has recomendado,
Son rectos y muy fieles.
119:139 Mi celo me ha consumido,
Porque mis enemigos se olvidaron de tus palabras.
119:140 Sumamente pura es tu palabra,
Y la ama tu siervo.
119:141 Pequeño soy yo, y desechado,
Mas no me he olvidado de tus mandamientos.
119:142 Tu justicia es justicia eterna,
Y tu ley la verdad.
119:143 Aflicción y angustia se han apoderado de mí,
Mas tus mandamientos fueron mi delicia.
119:144 Justicia eterna son tus testimonios;
Dame entendimiento, y viviré.
jueves, 1 de noviembre de 2012
1 Ti 3, Is 36-37,Sal 119.97-120
LECTURA PARA EL DIA 01 DE NOVIEMBRE
1ra. a Timoteo Capítulo 03
3:1 Palabra fiel: Si alguno anhela obispado, buena obra desea.
3:2 Pero es necesario que el obispo sea irreprensible, marido de una sola mujer, sobrio, prudente, decoroso, hospedador, apto para enseñar;
3:3 no dado al vino, no pendenciero, no codicioso de ganancias deshonestas, sino amable, apacible, no avaro;
3:4 que gobierne bien su casa, que tenga a sus hijos en sujeción con toda honestidad
3:5 (pues el que no sabe gobernar su propia casa, ¿cómo cuidará de la iglesia de Dios?);
3:6 no un neófito, no sea que envaneciéndose caiga en la condenación del diablo.
3:7 También es necesario que tenga buen testimonio de los de afuera, para que no caiga en descrédito y en lazo del diablo.
3:8 Los diáconos asimismo deben ser honestos, sin doblez, no dados a mucho vino, no codiciosos de ganancias deshonestas;
3:9 que guarden el misterio de la fe con limpia conciencia.
3:10 Y éstos también sean sometidos a prueba primero, y entonces ejerzan el diaconado, si son irreprensibles.
3:11 Las mujeres asimismo sean honestas, no calumniadoras, sino sobrias, fieles en todo.
3:12 Los diáconos sean maridos de una sola mujer, y que gobiernen bien sus hijos y sus casas.
3:13 Porque los que ejerzan bien el diaconado, ganan para sí un grado honroso, y mucha confianza en la fe que es en Cristo Jesús.
3:14 Esto te escribo, aunque tengo la esperanza de ir pronto a verte,
3:15 para que si tardo, sepas cómo debes conducirte en la casa de Dios, que es la iglesia del Dios viviente, columna y baluarte de la verdad.
3:16 E indiscutiblemente, grande es el misterio de la piedad:
Dios fue manifestado en carne,
Justificado en el Espíritu,
Visto de los ángeles,
Predicado a los gentiles,
Creído en el mundo,
Recibido arriba en gloria.
Isaías Capítulo 36
36:1 Aconteció en el año catorce del rey Ezequías, que Senaquerib rey de Asiria subió contra todas las ciudades fortificadas de Judá, y las tomó.
36:2 Y el rey de Asiria envió al Rabsaces con un gran ejército desde Laquis a Jerusalén contra el rey Ezequías; y acampó junto al acueducto del estanque de arriba, en el camino de la heredad del Lavador.
36:3 Y salió a él Eliaquim hijo de Hilcías, mayordomo, y Sebna, escriba, y Joa hijo de Asaf, canciller,
36:4 a los cuales dijo el Rabsaces: Decid ahora a Ezequías: El gran rey, el rey de Asiria, dice así: ¿Qué confianza es esta en que te apoyas?
36:5 Yo digo que el consejo y poderío para la guerra, de que tú hablas, no son más que palabras vacías. Ahora bien, ¿en quién confías para que te rebeles contra mí?
36:6 He aquí que confías en este báculo de caña frágil, en Egipto, en el cual si alguien se apoyare, se le entrará por la mano, y la atravesará. Tal es Faraón rey de Egipto para con todos los que en él confían.
36:7 Y si me decís: En Jehová nuestro Dios confiamos; ¿no es éste aquel cuyos lugares altos y cuyos altares hizo quitar Ezequías, y dijo a Judá y a Jerusalén: Delante de este altar adoraréis?
36:8 Ahora, pues, yo te ruego que des rehenes al rey de Asiria mi señor, y yo te daré dos mil caballos, si tú puedes dar jinetes que cabalguen sobre ellos.
36:9 ¿Cómo, pues, podrás resistir a un capitán, al menor de los siervos de mi señor, aunque estés confiado en Egipto con sus carros y su gente de a caballo?
36:10 ¿Acaso vine yo ahora a esta tierra para destruirla sin Jehová? Jehová me dijo: Sube a esta tierra y destrúyela.
36:11 Entonces dijeron Eliaquim, Sebna y Joa al Rabsaces: Te rogamos que hables a tus siervos en arameo, porque nosotros lo entendemos; y no hables con nosotros en lengua de Judá, porque lo oye el pueblo que está sobre el muro.
36:12 Y dijo el Rabsaces: ¿Acaso me envió mi señor a que dijese estas palabras a ti y a tu señor, y no a los hombres que están sobre el muro, expuestos a comer su estiércol y beber su orina con vosotros?
36:13 Entonces el Rabsaces se puso en pie y gritó a gran voz en lengua de Judá, diciendo: Oíd las palabras del gran rey, el rey de Asiria.
36:14 El rey dice así: No os engañe Ezequías, porque no os podrá librar.
36:15 Ni os haga Ezequías confiar en Jehová, diciendo: Ciertamente Jehová nos librará; no será entregada esta ciudad en manos del rey de Asiria.
36:16 No escuchéis a Ezequías, porque así dice el rey de Asiria: Haced conmigo paz, y salid a mí; y coma cada uno de su viña, y cada uno de su higuera, y beba cada cual las aguas de su pozo,
36:17 hasta que yo venga y os lleve a una tierra como la vuestra, tierra de grano y de vino, tierra de pan y de viñas.
36:18 Mirad que no os engañe Ezequías diciendo: Jehová nos librará. ¿Acaso libraron los dioses de las naciones cada uno su tierra de la mano del rey de Asiria?
36:19 ¿Dónde está el dios de Hamat y de Arfad? ¿Dónde está el dios de Sefarvaim? ¿Libraron a Samaria de mi mano?
36:20 ¿Qué dios hay entre los dioses de estas tierras que haya librado su tierra de mi mano, para que Jehová libre de mi mano a Jerusalén?
36:21 Pero ellos callaron, y no le respondieron palabra; porque el rey así lo había mandado, diciendo: No le respondáis.
36:22 Entonces Eliaquim hijo de Hilcías, mayordomo, y Sebna escriba, y Joa hijo de Asaf, canciller, vinieron a Ezequías, rasgados sus vestidos, y le contaron las palabras del Rabsaces.
Isaías Capítulo 37
37:1 Aconteció, pues, que cuando el rey Ezequías oyó esto, rasgó sus vestidos, y cubierto de cilicio vino a la casa de Jehová.
37:2 Y envió a Eliaquim mayordomo, a Sebna escriba y a los ancianos de los sacerdotes, cubiertos de cilicio, al profeta Isaías hijo de Amoz.
37:3 Los cuales le dijeron: Así ha dicho Ezequías: Día de angustia, de reprensión y de blasfemia es este día; porque los hijos han llegado hasta el punto de nacer, y la que da a luz no tiene fuerzas.
37:4 Quizá oirá Jehová tu Dios las palabras del Rabsaces, al cual el rey de Asiria su señor envió para blasfemar al Dios vivo, y para vituperar con las palabras que oyó Jehová tu Dios; eleva, pues, oración tú por el remanente que aún ha quedado.
37:5 Vinieron, pues, los siervos de Ezequías a Isaías.
37:6 Y les dijo Isaías: Diréis así a vuestro señor: Así ha dicho Jehová: No temas por las palabras que has oído, con las cuales me han blasfemado los siervos del rey de Asiria.
37:7 He aquí que yo pondré en él un espíritu, y oirá un rumor, y volverá a su tierra; y haré que en su tierra perezca a espada.
37:8 Vuelto, pues, el Rabsaces, halló al rey de Asiria que combatía contra Libna; porque ya había oído que se había apartado de Laquis.
37:9 Mas oyendo decir de Tirhaca rey de Etiopía: He aquí que ha salido para hacerte guerra; al oírlo, envió embajadores a Ezequías, diciendo:
37:10 Así diréis a Ezequías rey de Judá: No te engañe tu Dios en quien tú confías, diciendo: Jerusalén no será entregada en mano del rey de Asiria.
37:11 He aquí que tú oíste lo que han hecho los reyes de Asiria a todas las tierras, que las destruyeron; ¿y escaparás tú?
37:12 ¿Acaso libraron sus dioses a las naciones que destruyeron mis antepasados, a Gozán, Harán, Resef y a los hijos de Edén que moraban en Telasar?
37:13 ¿Dónde está el rey de Hamat, el rey de Arfad, y el rey de la ciudad de Sefarvaim, de Hena y de Iva?
37:14 Y tomó Ezequías las cartas de mano de los embajadores, y las leyó; y subió a la casa de Jehová, y las extendió delante de Jehová.
37:15 Entonces Ezequías oró a Jehová, diciendo:
37:16 Jehová de los ejércitos, Dios de Israel, que moras entre los querubines, sólo tú eres Dios de todos los reinos de la tierra; tú hiciste los cielos y la tierra.
37:17 Inclina, oh Jehová, tu oído, y oye; abre, oh Jehová, tus ojos, y mira; y oye todas las palabras de Senaquerib, que ha enviado a blasfemar al Dios viviente.
37:18 Ciertamente, oh Jehová, los reyes de Asiria destruyeron todas las tierras y sus comarcas,
37:19 y entregaron los dioses de ellos al fuego; porque no eran dioses, sino obra de manos de hombre, madera y piedra; por eso los destruyeron.
37:20 Ahora pues, Jehová Dios nuestro, líbranos de su mano, para que todos los reinos de la tierra conozcan que sólo tú eres Jehová.
37:21 Entonces Isaías hijo de Amoz envió a decir a Ezequías: Así ha dicho Jehová Dios de Israel: Acerca de lo que me rogaste sobre Senaquerib rey de Asiria,
37:22 estas son las palabras que Jehová habló contra él: La virgen hija de Sion te menosprecia, te escarnece; detrás de ti mueve su cabeza la hija de Jerusalén.
37:23 ¿A quién vituperaste, y a quién blasfemaste? ¿Contra quién has alzado tu voz, y levantado tus ojos en alto? Contra el Santo de Israel.
37:24 Por mano de tus siervos has vituperado al Señor, y dijiste: Con la multitud de mis carros subiré a las alturas de los montes, a las laderas del Líbano; cortaré sus altos cedros, sus cipreses escogidos; llegaré hasta sus más elevadas cumbres, al bosque de sus feraces campos.
37:25 Yo cavé, y bebí las aguas, y con las pisadas de mis pies secaré todos los ríos de Egipto.
37:26 ¿No has oído decir que desde tiempos antiguos yo lo hice, que desde los días de la antigüedad lo tengo ideado? Y ahora lo he hecho venir, y tú serás para reducir las ciudades fortificadas a montones de escombros.
37:27 Sus moradores fueron de corto poder; fueron acobardados y confusos, fueron como hierba del campo y hortaliza verde, como heno de los terrados, que antes de sazón se seca.
37:28 He conocido tu condición, tu salida y tu entrada, y tu furor contra mí.
37:29 Porque contra mí te airaste, y tu arrogancia ha subido a mis oídos; pondré, pues, mi garfio en tu nariz, y mi freno en tus labios, y te haré volver por el camino por donde viniste.
37:30 Y esto te será por señal: Comeréis este año lo que nace de suyo, y el año segundo lo que nace de suyo; y el año tercero sembraréis y segaréis, y plantaréis viñas, y comeréis su fruto.
37:31 Y lo que hubiere quedado de la casa de Judá y lo que hubiere escapado, volverá a echar raíz abajo, y dará fruto arriba.
37:32 Porque de Jerusalén saldrá un remanente, y del monte de Sion los que se salven. El celo de Jehová de los ejércitos hará esto.
37:33 Por tanto, así dice Jehová acerca del rey de Asiria: No entrará en esta ciudad, ni arrojará saeta en ella; no vendrá delante de ella con escudo, ni levantará contra ella baluarte.
37:34 Por el camino que vino, volverá, y no entrará en esta ciudad, dice Jehová.
37:35 Porque yo ampararé a esta ciudad para salvarla, por amor de mí mismo, y por amor de David mi siervo.
37:36 Y salió el ángel de Jehová y mató a ciento ochenta y cinco mil en el campamento de los asirios; y cuando se levantaron por la mañana, he aquí que todo era cuerpos de muertos.
37:37 Entonces Senaquerib rey de Asiria se fue, e hizo su morada en Nínive.
37:38 Y aconteció que mientras adoraba en el templo de Nisroc su dios, sus hijos Adramelec y Sarezer le mataron a espada, y huyeron a la tierra de Ararat; y reinó en su lugar Esarhadón su hijo.
Salmos Capítulo 119
19:97 ¡Oh, cuánto amo yo tu ley!
Todo el día es ella mi meditación.
119:98 Me has hecho más sabio que mis enemigos con tus mandamientos,
Porque siempre están conmigo.
119:99 Más que todos mis enseñadores he entendido,
Porque tus testimonios son mi meditación.
119:100 Más que los viejos he entendido,
Porque he guardado tus mandamientos;
119:101 De todo mal camino contuve mis pies,
Para guardar tu palabra.
119:102 No me aparté de tus juicios,
Porque tú me enseñaste.
119:103 ¡Cuán dulces son a mi paladar tus palabras!
Más que la miel a mi boca.
119:104 De tus mandamientos he adquirido inteligencia;
Por tanto, he aborrecido todo camino de mentira.
Nun
119:105 Lámpara es a mis pies tu palabra,
Y lumbrera a mi camino.
119:106 Juré y ratifiqué
Que guardaré tus justos juicios.
119:107 Afligido estoy en gran manera;
Vivifícame, oh Jehová, conforme a tu palabra.
119:108 Te ruego, oh Jehová, que te sean agradables los sacrificios voluntarios de mi boca,
Y me enseñes tus juicios.
119:109 Mi vida está de continuo en peligro,
Mas no me he olvidado de tu ley.
119:110 Me pusieron lazo los impíos,
Pero yo no me desvié de tus mandamientos.
119:111 Por heredad he tomado tus testimonios para siempre,
Porque son el gozo de mi corazón.
119:112 Mi corazón incliné a cumplir tus estatutos
De continuo, hasta el fin.
Sámec
119:113 Aborrezco a los hombres hipócritas;
Mas amo tu ley.
119:114 Mi escondedero y mi escudo eres tú;
En tu palabra he esperado.
119:115 Apartaos de mí, malignos,
Pues yo guardaré los mandamientos de mi Dios.
119:116 Susténtame conforme a tu palabra, y viviré;
Y no quede yo avergonzado de mi esperanza.
119:117 Sosténme, y seré salvo,
Y me regocijaré siempre en tus estatutos.
119:118 Hollaste a todos los que se desvían de tus estatutos,
Porque su astucia es falsedad.
119:119 Como escorias hiciste consumir a todos los impíos de la tierra;
Por tanto, yo he amado tus testimonios.
119:120 Mi carne se ha estremecido por temor de ti,
Y de tus juicios tengo miedo.
1ra. a Timoteo Capítulo 03
3:1 Palabra fiel: Si alguno anhela obispado, buena obra desea.
3:2 Pero es necesario que el obispo sea irreprensible, marido de una sola mujer, sobrio, prudente, decoroso, hospedador, apto para enseñar;
3:3 no dado al vino, no pendenciero, no codicioso de ganancias deshonestas, sino amable, apacible, no avaro;
3:4 que gobierne bien su casa, que tenga a sus hijos en sujeción con toda honestidad
3:5 (pues el que no sabe gobernar su propia casa, ¿cómo cuidará de la iglesia de Dios?);
3:6 no un neófito, no sea que envaneciéndose caiga en la condenación del diablo.
3:7 También es necesario que tenga buen testimonio de los de afuera, para que no caiga en descrédito y en lazo del diablo.
3:8 Los diáconos asimismo deben ser honestos, sin doblez, no dados a mucho vino, no codiciosos de ganancias deshonestas;
3:9 que guarden el misterio de la fe con limpia conciencia.
3:10 Y éstos también sean sometidos a prueba primero, y entonces ejerzan el diaconado, si son irreprensibles.
3:11 Las mujeres asimismo sean honestas, no calumniadoras, sino sobrias, fieles en todo.
3:12 Los diáconos sean maridos de una sola mujer, y que gobiernen bien sus hijos y sus casas.
3:13 Porque los que ejerzan bien el diaconado, ganan para sí un grado honroso, y mucha confianza en la fe que es en Cristo Jesús.
3:14 Esto te escribo, aunque tengo la esperanza de ir pronto a verte,
3:15 para que si tardo, sepas cómo debes conducirte en la casa de Dios, que es la iglesia del Dios viviente, columna y baluarte de la verdad.
3:16 E indiscutiblemente, grande es el misterio de la piedad:
Dios fue manifestado en carne,
Justificado en el Espíritu,
Visto de los ángeles,
Predicado a los gentiles,
Creído en el mundo,
Recibido arriba en gloria.
Isaías Capítulo 36
36:1 Aconteció en el año catorce del rey Ezequías, que Senaquerib rey de Asiria subió contra todas las ciudades fortificadas de Judá, y las tomó.
36:2 Y el rey de Asiria envió al Rabsaces con un gran ejército desde Laquis a Jerusalén contra el rey Ezequías; y acampó junto al acueducto del estanque de arriba, en el camino de la heredad del Lavador.
36:3 Y salió a él Eliaquim hijo de Hilcías, mayordomo, y Sebna, escriba, y Joa hijo de Asaf, canciller,
36:4 a los cuales dijo el Rabsaces: Decid ahora a Ezequías: El gran rey, el rey de Asiria, dice así: ¿Qué confianza es esta en que te apoyas?
36:5 Yo digo que el consejo y poderío para la guerra, de que tú hablas, no son más que palabras vacías. Ahora bien, ¿en quién confías para que te rebeles contra mí?
36:6 He aquí que confías en este báculo de caña frágil, en Egipto, en el cual si alguien se apoyare, se le entrará por la mano, y la atravesará. Tal es Faraón rey de Egipto para con todos los que en él confían.
36:7 Y si me decís: En Jehová nuestro Dios confiamos; ¿no es éste aquel cuyos lugares altos y cuyos altares hizo quitar Ezequías, y dijo a Judá y a Jerusalén: Delante de este altar adoraréis?
36:8 Ahora, pues, yo te ruego que des rehenes al rey de Asiria mi señor, y yo te daré dos mil caballos, si tú puedes dar jinetes que cabalguen sobre ellos.
36:9 ¿Cómo, pues, podrás resistir a un capitán, al menor de los siervos de mi señor, aunque estés confiado en Egipto con sus carros y su gente de a caballo?
36:10 ¿Acaso vine yo ahora a esta tierra para destruirla sin Jehová? Jehová me dijo: Sube a esta tierra y destrúyela.
36:11 Entonces dijeron Eliaquim, Sebna y Joa al Rabsaces: Te rogamos que hables a tus siervos en arameo, porque nosotros lo entendemos; y no hables con nosotros en lengua de Judá, porque lo oye el pueblo que está sobre el muro.
36:12 Y dijo el Rabsaces: ¿Acaso me envió mi señor a que dijese estas palabras a ti y a tu señor, y no a los hombres que están sobre el muro, expuestos a comer su estiércol y beber su orina con vosotros?
36:13 Entonces el Rabsaces se puso en pie y gritó a gran voz en lengua de Judá, diciendo: Oíd las palabras del gran rey, el rey de Asiria.
36:14 El rey dice así: No os engañe Ezequías, porque no os podrá librar.
36:15 Ni os haga Ezequías confiar en Jehová, diciendo: Ciertamente Jehová nos librará; no será entregada esta ciudad en manos del rey de Asiria.
36:16 No escuchéis a Ezequías, porque así dice el rey de Asiria: Haced conmigo paz, y salid a mí; y coma cada uno de su viña, y cada uno de su higuera, y beba cada cual las aguas de su pozo,
36:17 hasta que yo venga y os lleve a una tierra como la vuestra, tierra de grano y de vino, tierra de pan y de viñas.
36:18 Mirad que no os engañe Ezequías diciendo: Jehová nos librará. ¿Acaso libraron los dioses de las naciones cada uno su tierra de la mano del rey de Asiria?
36:19 ¿Dónde está el dios de Hamat y de Arfad? ¿Dónde está el dios de Sefarvaim? ¿Libraron a Samaria de mi mano?
36:20 ¿Qué dios hay entre los dioses de estas tierras que haya librado su tierra de mi mano, para que Jehová libre de mi mano a Jerusalén?
36:21 Pero ellos callaron, y no le respondieron palabra; porque el rey así lo había mandado, diciendo: No le respondáis.
36:22 Entonces Eliaquim hijo de Hilcías, mayordomo, y Sebna escriba, y Joa hijo de Asaf, canciller, vinieron a Ezequías, rasgados sus vestidos, y le contaron las palabras del Rabsaces.
Isaías Capítulo 37
37:1 Aconteció, pues, que cuando el rey Ezequías oyó esto, rasgó sus vestidos, y cubierto de cilicio vino a la casa de Jehová.
37:2 Y envió a Eliaquim mayordomo, a Sebna escriba y a los ancianos de los sacerdotes, cubiertos de cilicio, al profeta Isaías hijo de Amoz.
37:3 Los cuales le dijeron: Así ha dicho Ezequías: Día de angustia, de reprensión y de blasfemia es este día; porque los hijos han llegado hasta el punto de nacer, y la que da a luz no tiene fuerzas.
37:4 Quizá oirá Jehová tu Dios las palabras del Rabsaces, al cual el rey de Asiria su señor envió para blasfemar al Dios vivo, y para vituperar con las palabras que oyó Jehová tu Dios; eleva, pues, oración tú por el remanente que aún ha quedado.
37:5 Vinieron, pues, los siervos de Ezequías a Isaías.
37:6 Y les dijo Isaías: Diréis así a vuestro señor: Así ha dicho Jehová: No temas por las palabras que has oído, con las cuales me han blasfemado los siervos del rey de Asiria.
37:7 He aquí que yo pondré en él un espíritu, y oirá un rumor, y volverá a su tierra; y haré que en su tierra perezca a espada.
37:8 Vuelto, pues, el Rabsaces, halló al rey de Asiria que combatía contra Libna; porque ya había oído que se había apartado de Laquis.
37:9 Mas oyendo decir de Tirhaca rey de Etiopía: He aquí que ha salido para hacerte guerra; al oírlo, envió embajadores a Ezequías, diciendo:
37:10 Así diréis a Ezequías rey de Judá: No te engañe tu Dios en quien tú confías, diciendo: Jerusalén no será entregada en mano del rey de Asiria.
37:11 He aquí que tú oíste lo que han hecho los reyes de Asiria a todas las tierras, que las destruyeron; ¿y escaparás tú?
37:12 ¿Acaso libraron sus dioses a las naciones que destruyeron mis antepasados, a Gozán, Harán, Resef y a los hijos de Edén que moraban en Telasar?
37:13 ¿Dónde está el rey de Hamat, el rey de Arfad, y el rey de la ciudad de Sefarvaim, de Hena y de Iva?
37:14 Y tomó Ezequías las cartas de mano de los embajadores, y las leyó; y subió a la casa de Jehová, y las extendió delante de Jehová.
37:15 Entonces Ezequías oró a Jehová, diciendo:
37:16 Jehová de los ejércitos, Dios de Israel, que moras entre los querubines, sólo tú eres Dios de todos los reinos de la tierra; tú hiciste los cielos y la tierra.
37:17 Inclina, oh Jehová, tu oído, y oye; abre, oh Jehová, tus ojos, y mira; y oye todas las palabras de Senaquerib, que ha enviado a blasfemar al Dios viviente.
37:18 Ciertamente, oh Jehová, los reyes de Asiria destruyeron todas las tierras y sus comarcas,
37:19 y entregaron los dioses de ellos al fuego; porque no eran dioses, sino obra de manos de hombre, madera y piedra; por eso los destruyeron.
37:20 Ahora pues, Jehová Dios nuestro, líbranos de su mano, para que todos los reinos de la tierra conozcan que sólo tú eres Jehová.
37:21 Entonces Isaías hijo de Amoz envió a decir a Ezequías: Así ha dicho Jehová Dios de Israel: Acerca de lo que me rogaste sobre Senaquerib rey de Asiria,
37:22 estas son las palabras que Jehová habló contra él: La virgen hija de Sion te menosprecia, te escarnece; detrás de ti mueve su cabeza la hija de Jerusalén.
37:23 ¿A quién vituperaste, y a quién blasfemaste? ¿Contra quién has alzado tu voz, y levantado tus ojos en alto? Contra el Santo de Israel.
37:24 Por mano de tus siervos has vituperado al Señor, y dijiste: Con la multitud de mis carros subiré a las alturas de los montes, a las laderas del Líbano; cortaré sus altos cedros, sus cipreses escogidos; llegaré hasta sus más elevadas cumbres, al bosque de sus feraces campos.
37:25 Yo cavé, y bebí las aguas, y con las pisadas de mis pies secaré todos los ríos de Egipto.
37:26 ¿No has oído decir que desde tiempos antiguos yo lo hice, que desde los días de la antigüedad lo tengo ideado? Y ahora lo he hecho venir, y tú serás para reducir las ciudades fortificadas a montones de escombros.
37:27 Sus moradores fueron de corto poder; fueron acobardados y confusos, fueron como hierba del campo y hortaliza verde, como heno de los terrados, que antes de sazón se seca.
37:28 He conocido tu condición, tu salida y tu entrada, y tu furor contra mí.
37:29 Porque contra mí te airaste, y tu arrogancia ha subido a mis oídos; pondré, pues, mi garfio en tu nariz, y mi freno en tus labios, y te haré volver por el camino por donde viniste.
37:30 Y esto te será por señal: Comeréis este año lo que nace de suyo, y el año segundo lo que nace de suyo; y el año tercero sembraréis y segaréis, y plantaréis viñas, y comeréis su fruto.
37:31 Y lo que hubiere quedado de la casa de Judá y lo que hubiere escapado, volverá a echar raíz abajo, y dará fruto arriba.
37:32 Porque de Jerusalén saldrá un remanente, y del monte de Sion los que se salven. El celo de Jehová de los ejércitos hará esto.
37:33 Por tanto, así dice Jehová acerca del rey de Asiria: No entrará en esta ciudad, ni arrojará saeta en ella; no vendrá delante de ella con escudo, ni levantará contra ella baluarte.
37:34 Por el camino que vino, volverá, y no entrará en esta ciudad, dice Jehová.
37:35 Porque yo ampararé a esta ciudad para salvarla, por amor de mí mismo, y por amor de David mi siervo.
37:36 Y salió el ángel de Jehová y mató a ciento ochenta y cinco mil en el campamento de los asirios; y cuando se levantaron por la mañana, he aquí que todo era cuerpos de muertos.
37:37 Entonces Senaquerib rey de Asiria se fue, e hizo su morada en Nínive.
37:38 Y aconteció que mientras adoraba en el templo de Nisroc su dios, sus hijos Adramelec y Sarezer le mataron a espada, y huyeron a la tierra de Ararat; y reinó en su lugar Esarhadón su hijo.
Salmos Capítulo 119
19:97 ¡Oh, cuánto amo yo tu ley!
Todo el día es ella mi meditación.
119:98 Me has hecho más sabio que mis enemigos con tus mandamientos,
Porque siempre están conmigo.
119:99 Más que todos mis enseñadores he entendido,
Porque tus testimonios son mi meditación.
119:100 Más que los viejos he entendido,
Porque he guardado tus mandamientos;
119:101 De todo mal camino contuve mis pies,
Para guardar tu palabra.
119:102 No me aparté de tus juicios,
Porque tú me enseñaste.
119:103 ¡Cuán dulces son a mi paladar tus palabras!
Más que la miel a mi boca.
119:104 De tus mandamientos he adquirido inteligencia;
Por tanto, he aborrecido todo camino de mentira.
Nun
119:105 Lámpara es a mis pies tu palabra,
Y lumbrera a mi camino.
119:106 Juré y ratifiqué
Que guardaré tus justos juicios.
119:107 Afligido estoy en gran manera;
Vivifícame, oh Jehová, conforme a tu palabra.
119:108 Te ruego, oh Jehová, que te sean agradables los sacrificios voluntarios de mi boca,
Y me enseñes tus juicios.
119:109 Mi vida está de continuo en peligro,
Mas no me he olvidado de tu ley.
119:110 Me pusieron lazo los impíos,
Pero yo no me desvié de tus mandamientos.
119:111 Por heredad he tomado tus testimonios para siempre,
Porque son el gozo de mi corazón.
119:112 Mi corazón incliné a cumplir tus estatutos
De continuo, hasta el fin.
Sámec
119:113 Aborrezco a los hombres hipócritas;
Mas amo tu ley.
119:114 Mi escondedero y mi escudo eres tú;
En tu palabra he esperado.
119:115 Apartaos de mí, malignos,
Pues yo guardaré los mandamientos de mi Dios.
119:116 Susténtame conforme a tu palabra, y viviré;
Y no quede yo avergonzado de mi esperanza.
119:117 Sosténme, y seré salvo,
Y me regocijaré siempre en tus estatutos.
119:118 Hollaste a todos los que se desvían de tus estatutos,
Porque su astucia es falsedad.
119:119 Como escorias hiciste consumir a todos los impíos de la tierra;
Por tanto, yo he amado tus testimonios.
119:120 Mi carne se ha estremecido por temor de ti,
Y de tus juicios tengo miedo.
miércoles, 31 de octubre de 2012
1 Ti 2,Is 34-35,Sal 119.65-96
LECTURA PARA EL DIA 31 DE OCTUBRE
1ra. a Timoteo
Capítulo 02
2:1 Exhorto ante todo, a que se hagan rogativas, oraciones, peticiones y acciones de gracias, por todos los hombres;
2:2 por los reyes y por todos los que están en eminencia, para que vivamos quieta y reposadamente en toda piedad y honestidad.
2:3 Porque esto es bueno y agradable delante de Dios nuestro Salvador,
2:4 el cual quiere que todos los hombres sean salvos y vengan al conocimiento de la verdad.
2:5 Porque hay un solo Dios, y un solo mediador entre Dios y los hombres, Jesucristo hombre,
2:6 el cual se dio a sí mismo en rescate por todos, de lo cual se dio testimonio a su debido tiempo.
2:7 Para esto yo fui constituido predicador y apóstol (digo verdad en Cristo, no miento), y maestro de los gentiles en fe y verdad.
2:8 Quiero, pues, que los hombres oren en todo lugar, levantando manos santas, sin ira ni contienda.
2:9 Asimismo que las mujeres se atavíen de ropa decorosa, con pudor y modestia; no con peinado ostentoso, ni oro, ni perlas, ni vestidos costosos,
2:10 sino con buenas obras, como corresponde a mujeres que profesan piedad.
2:11 La mujer aprenda en silencio, con toda sujeción.
2:12 Porque no permito a la mujer enseñar, ni ejercer dominio sobre el hombre, sino estar en silencio.
2:13 Porque Adán fue formado primero, después Eva;
2:14 y Adán no fue engañado, sino que la mujer, siendo engañada, incurrió en transgresión.
2:15 Pero se salvará engendrando hijos, si permaneciere en fe, amor y santificación, con modestia.
Isaías Capítulo 34
34:1 Acercaos, naciones, juntaos para oír; y vosotros, pueblos, escuchad. Oiga la tierra y cuanto hay en ella, el mundo y todo lo que produce.
34:2 Porque Jehová está airado contra todas las naciones, e indignado contra todo el ejército de ellas; las destruirá y las entregará al matadero.
34:3 Y los muertos de ellas serán arrojados, y de sus cadáveres se levantará hedor; y los montes se disolverán por la sangre de ellos.
34:4 Y todo el ejército de los cielos se disolverá, y se enrollarán los cielos como un libro; y caerá todo su ejército, como se cae la hoja de la parra, y como se cae la de la higuera.
34:5 Porque en los cielos se embriagará mi espada; he aquí que descenderá sobre Edom en juicio, y sobre el pueblo de mi anatema.
34:6 Llena está de sangre la espada de Jehová, engrasada está de grosura, de sangre de corderos y de machos cabríos, de grosura de riñones de carneros; porque Jehová tiene sacrificios en Bosra, y grande matanza en tierra de Edom.
34:7 Y con ellos caerán búfalos, y toros con becerros; y su tierra se embriagará de sangre, y su polvo se engrasará de grosura.
34:8 Porque es día de venganza de Jehová, año de retribuciones en el pleito de Sion.
34:9 Y sus arroyos se convertirán en brea, y su polvo en azufre, y su tierra en brea ardiente.
34:10 No se apagará de noche ni de día, perpetuamente subirá su humo; de generación en generación será asolada, nunca jamás pasará nadie por ella.
34:11 Se adueñarán de ella el pelícano y el erizo, la lechuza y el cuervo morarán en ella; y se extenderá sobre ella cordel de destrucción, y niveles de asolamiento.
34:12 Llamarán a sus príncipes, príncipes sin reino; y todos sus grandes serán nada.
34:13 En sus alcázares crecerán espinos, y ortigas y cardos en sus fortalezas; y serán morada de chacales, y patio para los pollos de los avestruces.
34:14 Las fieras del desierto se encontrarán con las hienas, y la cabra salvaje gritará a su compañero; la lechuza también tendrá allí morada, y hallará para sí reposo.
34:15 Allí anidará el buho, pondrá sus huevos, y sacará sus pollos, y los juntará debajo de sus alas; también se juntarán allí buitres, cada uno con su compañera.
34:16 Inquirid en el libro de Jehová, y leed si faltó alguno de ellos; ninguno faltó con su compañera; porque su boca mandó, y los reunió su mismo Espíritu.
34:17 Y él les echó suertes, y su mano les repartió con cordel; para siempre la tendrán por heredad; de generación en generación morarán allí.
Isaías Capítulo 35
35:1 Se alegrarán el desierto y la soledad; el yermo se gozará y florecerá como la rosa.
35:2 Florecerá profusamente, y también se alegrará y cantará con júbilo; la gloria del Líbano le será dada, la hermosura del Carmelo y de Sarón. Ellos verán la gloria de Jehová, la hermosura del Dios nuestro.
35:3 Fortaleced las manos cansadas, afirmad las rodillas endebles.
35:4 Decid a los de corazón apocado: Esforzaos, no temáis; he aquí que vuestro Dios viene con retribución, con pago; Dios mismo vendrá, y os salvará.
35:5 Entonces los ojos de los ciegos serán abiertos, y los oídos de los sordos se abrirán.
35:6 Entonces el cojo saltará como un ciervo, y cantará la lengua del mudo; porque aguas serán cavadas en el desierto, y torrentes en la soledad.
35:7 El lugar seco se convertirá en estanque, y el sequedal en manaderos de aguas; en la morada de chacales, en su guarida, será lugar de cañas y juncos.
35:8 Y habrá allí calzada y camino, y será llamado Camino de Santidad; no pasará inmundo por él, sino que él mismo estará con ellos; el que anduviere en este camino, por torpe que sea, no se extraviará.
35:9 No habrá allí león, ni fiera subirá por él, ni allí se hallará, para que caminen los redimidos.
35:10 Y los redimidos de Jehová volverán, y vendrán a Sion con alegría; y gozo perpetuo será sobre sus cabezas; y tendrán gozo y alegría, y huirán la tristeza y el gemido.
Salmos Capítulo 119
Tet
119:65 Bien has hecho con tu siervo,
Oh Jehová, conforme a tu palabra.
119:66 Enséñame buen sentido y sabiduría,
Porque tus mandamientos he creído.
119:67 Antes que fuera yo humillado, descarriado andaba;
Mas ahora guardo tu palabra.
119:68 Bueno eres tú, y bienhechor;
Enséñame tus estatutos.
119:69 Contra mí forjaron mentira los soberbios,
Mas yo guardaré de todo corazón tus mandamientos.
119:70 Se engrosó el corazón de ellos como sebo,
Mas yo en tu ley me he regocijado.
119:71 Bueno me es haber sido humillado,
Para que aprenda tus estatutos.
119:72 Mejor me es la ley de tu boca
Que millares de oro y plata.
Yod
119:73 Tus manos me hicieron y me formaron;
Hazme entender, y aprenderé tus mandamientos.
119:74 Los que te temen me verán, y se alegrarán,
Porque en tu palabra he esperado.
119:75 Conozco, oh Jehová, que tus juicios son justos,
Y que conforme a tu fidelidad me afligiste.
119:76 Sea ahora tu misericordia para consolarme,
Conforme a lo que has dicho a tu siervo.
119:77 Vengan a mí tus misericordias, para que viva,
Porque tu ley es mi delicia.
119:78 Sean avergonzados los soberbios, porque sin causa me han calumniado;
Pero yo meditaré en tus mandamientos.
119:79 Vuélvanse a mí los que te temen
Y conocen tus testimonios.
119:80 Sea mi corazón íntegro en tus estatutos,
Para que no sea yo avergonzado.
Caf
119:81 Desfallece mi alma por tu salvación,
Mas espero en tu palabra.
119:82 Desfallecieron mis ojos por tu palabra,
Diciendo: ¿Cuándo me consolarás?
119:83 Porque estoy como el odre al humo;
Pero no he olvidado tus estatutos.
119:84 ¿Cuántos son los días de tu siervo?
¿Cuándo harás juicio contra los que me persiguen?
119:85 Los soberbios me han cavado hoyos;
Mas no proceden según tu ley.
119:86 Todos tus mandamientos son verdad;
Sin causa me persiguen; ayúdame.
119:87 Casi me han echado por tierra,
Pero no he dejado tus mandamientos.
119:88 Vivifícame conforme a tu misericordia,
Y guardaré los testimonios de tu boca.
Lámed
119:89 Para siempre, oh Jehová,
Permanece tu palabra en los cielos.
119:90 De generación en generación es tu fidelidad;
Tú afirmaste la tierra, y subsiste.
119:91 Por tu ordenación subsisten todas las cosas hasta hoy,
Pues todas ellas te sirven.
119:92 Si tu ley no hubiese sido mi delicia,
Ya en mi aflicción hubiera perecido.
119:93 Nunca jamás me olvidaré de tus mandamientos,
Porque con ellos me has vivificado.
119:94 Tuyo soy yo, sálvame,
Porque he buscado tus mandamientos.
119:95 Los impíos me han aguardado para destruirme;
Mas yo consideraré tus testimonios.
119:96 A toda perfección he visto fin;
Amplio sobremanera es tu mandamiento.
1ra. a Timoteo
Capítulo 02
2:1 Exhorto ante todo, a que se hagan rogativas, oraciones, peticiones y acciones de gracias, por todos los hombres;
2:2 por los reyes y por todos los que están en eminencia, para que vivamos quieta y reposadamente en toda piedad y honestidad.
2:3 Porque esto es bueno y agradable delante de Dios nuestro Salvador,
2:4 el cual quiere que todos los hombres sean salvos y vengan al conocimiento de la verdad.
2:5 Porque hay un solo Dios, y un solo mediador entre Dios y los hombres, Jesucristo hombre,
2:6 el cual se dio a sí mismo en rescate por todos, de lo cual se dio testimonio a su debido tiempo.
2:7 Para esto yo fui constituido predicador y apóstol (digo verdad en Cristo, no miento), y maestro de los gentiles en fe y verdad.
2:8 Quiero, pues, que los hombres oren en todo lugar, levantando manos santas, sin ira ni contienda.
2:9 Asimismo que las mujeres se atavíen de ropa decorosa, con pudor y modestia; no con peinado ostentoso, ni oro, ni perlas, ni vestidos costosos,
2:10 sino con buenas obras, como corresponde a mujeres que profesan piedad.
2:11 La mujer aprenda en silencio, con toda sujeción.
2:12 Porque no permito a la mujer enseñar, ni ejercer dominio sobre el hombre, sino estar en silencio.
2:13 Porque Adán fue formado primero, después Eva;
2:14 y Adán no fue engañado, sino que la mujer, siendo engañada, incurrió en transgresión.
2:15 Pero se salvará engendrando hijos, si permaneciere en fe, amor y santificación, con modestia.
Isaías Capítulo 34
34:1 Acercaos, naciones, juntaos para oír; y vosotros, pueblos, escuchad. Oiga la tierra y cuanto hay en ella, el mundo y todo lo que produce.
34:2 Porque Jehová está airado contra todas las naciones, e indignado contra todo el ejército de ellas; las destruirá y las entregará al matadero.
34:3 Y los muertos de ellas serán arrojados, y de sus cadáveres se levantará hedor; y los montes se disolverán por la sangre de ellos.
34:4 Y todo el ejército de los cielos se disolverá, y se enrollarán los cielos como un libro; y caerá todo su ejército, como se cae la hoja de la parra, y como se cae la de la higuera.
34:5 Porque en los cielos se embriagará mi espada; he aquí que descenderá sobre Edom en juicio, y sobre el pueblo de mi anatema.
34:6 Llena está de sangre la espada de Jehová, engrasada está de grosura, de sangre de corderos y de machos cabríos, de grosura de riñones de carneros; porque Jehová tiene sacrificios en Bosra, y grande matanza en tierra de Edom.
34:7 Y con ellos caerán búfalos, y toros con becerros; y su tierra se embriagará de sangre, y su polvo se engrasará de grosura.
34:8 Porque es día de venganza de Jehová, año de retribuciones en el pleito de Sion.
34:9 Y sus arroyos se convertirán en brea, y su polvo en azufre, y su tierra en brea ardiente.
34:10 No se apagará de noche ni de día, perpetuamente subirá su humo; de generación en generación será asolada, nunca jamás pasará nadie por ella.
34:11 Se adueñarán de ella el pelícano y el erizo, la lechuza y el cuervo morarán en ella; y se extenderá sobre ella cordel de destrucción, y niveles de asolamiento.
34:12 Llamarán a sus príncipes, príncipes sin reino; y todos sus grandes serán nada.
34:13 En sus alcázares crecerán espinos, y ortigas y cardos en sus fortalezas; y serán morada de chacales, y patio para los pollos de los avestruces.
34:14 Las fieras del desierto se encontrarán con las hienas, y la cabra salvaje gritará a su compañero; la lechuza también tendrá allí morada, y hallará para sí reposo.
34:15 Allí anidará el buho, pondrá sus huevos, y sacará sus pollos, y los juntará debajo de sus alas; también se juntarán allí buitres, cada uno con su compañera.
34:16 Inquirid en el libro de Jehová, y leed si faltó alguno de ellos; ninguno faltó con su compañera; porque su boca mandó, y los reunió su mismo Espíritu.
34:17 Y él les echó suertes, y su mano les repartió con cordel; para siempre la tendrán por heredad; de generación en generación morarán allí.
Isaías Capítulo 35
35:1 Se alegrarán el desierto y la soledad; el yermo se gozará y florecerá como la rosa.
35:2 Florecerá profusamente, y también se alegrará y cantará con júbilo; la gloria del Líbano le será dada, la hermosura del Carmelo y de Sarón. Ellos verán la gloria de Jehová, la hermosura del Dios nuestro.
35:3 Fortaleced las manos cansadas, afirmad las rodillas endebles.
35:4 Decid a los de corazón apocado: Esforzaos, no temáis; he aquí que vuestro Dios viene con retribución, con pago; Dios mismo vendrá, y os salvará.
35:5 Entonces los ojos de los ciegos serán abiertos, y los oídos de los sordos se abrirán.
35:6 Entonces el cojo saltará como un ciervo, y cantará la lengua del mudo; porque aguas serán cavadas en el desierto, y torrentes en la soledad.
35:7 El lugar seco se convertirá en estanque, y el sequedal en manaderos de aguas; en la morada de chacales, en su guarida, será lugar de cañas y juncos.
35:8 Y habrá allí calzada y camino, y será llamado Camino de Santidad; no pasará inmundo por él, sino que él mismo estará con ellos; el que anduviere en este camino, por torpe que sea, no se extraviará.
35:9 No habrá allí león, ni fiera subirá por él, ni allí se hallará, para que caminen los redimidos.
35:10 Y los redimidos de Jehová volverán, y vendrán a Sion con alegría; y gozo perpetuo será sobre sus cabezas; y tendrán gozo y alegría, y huirán la tristeza y el gemido.
Salmos Capítulo 119
Tet
119:65 Bien has hecho con tu siervo,
Oh Jehová, conforme a tu palabra.
119:66 Enséñame buen sentido y sabiduría,
Porque tus mandamientos he creído.
119:67 Antes que fuera yo humillado, descarriado andaba;
Mas ahora guardo tu palabra.
119:68 Bueno eres tú, y bienhechor;
Enséñame tus estatutos.
119:69 Contra mí forjaron mentira los soberbios,
Mas yo guardaré de todo corazón tus mandamientos.
119:70 Se engrosó el corazón de ellos como sebo,
Mas yo en tu ley me he regocijado.
119:71 Bueno me es haber sido humillado,
Para que aprenda tus estatutos.
119:72 Mejor me es la ley de tu boca
Que millares de oro y plata.
Yod
119:73 Tus manos me hicieron y me formaron;
Hazme entender, y aprenderé tus mandamientos.
119:74 Los que te temen me verán, y se alegrarán,
Porque en tu palabra he esperado.
119:75 Conozco, oh Jehová, que tus juicios son justos,
Y que conforme a tu fidelidad me afligiste.
119:76 Sea ahora tu misericordia para consolarme,
Conforme a lo que has dicho a tu siervo.
119:77 Vengan a mí tus misericordias, para que viva,
Porque tu ley es mi delicia.
119:78 Sean avergonzados los soberbios, porque sin causa me han calumniado;
Pero yo meditaré en tus mandamientos.
119:79 Vuélvanse a mí los que te temen
Y conocen tus testimonios.
119:80 Sea mi corazón íntegro en tus estatutos,
Para que no sea yo avergonzado.
Caf
119:81 Desfallece mi alma por tu salvación,
Mas espero en tu palabra.
119:82 Desfallecieron mis ojos por tu palabra,
Diciendo: ¿Cuándo me consolarás?
119:83 Porque estoy como el odre al humo;
Pero no he olvidado tus estatutos.
119:84 ¿Cuántos son los días de tu siervo?
¿Cuándo harás juicio contra los que me persiguen?
119:85 Los soberbios me han cavado hoyos;
Mas no proceden según tu ley.
119:86 Todos tus mandamientos son verdad;
Sin causa me persiguen; ayúdame.
119:87 Casi me han echado por tierra,
Pero no he dejado tus mandamientos.
119:88 Vivifícame conforme a tu misericordia,
Y guardaré los testimonios de tu boca.
Lámed
119:89 Para siempre, oh Jehová,
Permanece tu palabra en los cielos.
119:90 De generación en generación es tu fidelidad;
Tú afirmaste la tierra, y subsiste.
119:91 Por tu ordenación subsisten todas las cosas hasta hoy,
Pues todas ellas te sirven.
119:92 Si tu ley no hubiese sido mi delicia,
Ya en mi aflicción hubiera perecido.
119:93 Nunca jamás me olvidaré de tus mandamientos,
Porque con ellos me has vivificado.
119:94 Tuyo soy yo, sálvame,
Porque he buscado tus mandamientos.
119:95 Los impíos me han aguardado para destruirme;
Mas yo consideraré tus testimonios.
119:96 A toda perfección he visto fin;
Amplio sobremanera es tu mandamiento.
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